El Gobierno prepara un impuestazo contra los monotributistas

Escribe Pablo Busch

Por cuenta y orden del directorio del FMI.

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El Gobierno Nacional le hizo saber a distintos empresarios que estudia la eliminación del monotributo, el régimen simplificado de aportes para pequeños comerciantes y autónomos vigente desde 1998. La filtración fue publicada por el diario Clarín y recogida por todos los medios del país. La eliminación del Monotributo y el pase al Régimen de Autónomos a todos los monotributistas, es parte de los reclamos del FMI para “sanear” la base de la pirámide impositiva, manifestado en la hoja de ruta elaborada por el ‘Board’ del Fondo en abril de este año.

Si bien Javier Milei salió a desmentir la filtración, en su diatriba contra el periodista de Clarín, dejó entrever que el tema estaba en estudio. “Están trabajando los equipos y eso corresponde a la reforma tributaria y la modernización laboral, pero bajen un poco la ansiedad, los proyectos van a estar cuando tengan que estar”. El jefe de gabinete, Manuel Adorni, había pedido que hasta que no hubiera comunicación oficial sobre el contenido de la modernización laboral “no digan cosas que no son”.

‘Saneamiento’

Un salto del monotributo al “régimen de autónomos” representa un salto fenomenal en las contribuciones a pagar. Es la pesadilla de todos los monotributistas. Implica, además, recurrir a contadores, llevar libros contables y pagar el impuesto, el aporte jubilatorio y el aporte a la obra social en base a la facturación real. Por eso, según La Nación, “el oficialismo piensa en un combo de incentivos impositivos para que el cambio de categoría al régimen general no sea un golpe para los trabajadores independientes.”

Sebastián Domínguez, socio de SDC Asesores Tributarios, le puso número a esta situación. “Hoy, un monotributista de categoría A paga $37.085 y tiene cobertura previsional, obra social y cubre el costo impositivo nacional. Además, en algunos casos, puede estar adherido al monotributo provincial y municipal unificado. De pasar al régimen general, hoy ese mismo contribuyente debería pagar por jubilación de autónomos $82.000, abonar una medicina prepaga si se quiere tener cobertura médica y puede ser que no pueda trasladar el IVA a sus clientes y deba absorberlo total o parcialmente. También tiene que tributar Ganancias y presentar declaración jurada de ese impuesto de IVA, lo que implica más exigencias formales y administrativas” (La Nación, 14/11).

Para los trabajadores de aplicaciones, factureros de la industria, etc. la eliminación del monotributo representaría un incremento en el pago de impuestos imposible de absorber. No se trata de un escalón impositivo más sino un cambio sustancial en la forma de tributar. La consecuencia directa será un pase compulsivo a la informalidad, más que un saneamiento de la pirámide fiscal.

Subsidio al capital

El régimen del monotributo actúa en los hechos hoy como un subsidio indirecto a las patronales, que pagan por los factureros aportes cuantiosamente menores que por trabajadores en relación de dependencia. El monotributo actúa como un subsidio a la evasión fiscal de la clase capitalista.

Por un trabajador de Categoría A del monotributo, una empresa paga en total $37.085. Esta suma incluye el impuesto integrado, $4.182,60; el aporte previsional, $13.663,17; y $19.239,97 de la Obra social. Por un trabajador en relación de dependencia con un salario de 1 millón de pesos, el aporte jubilatorio representa ocho veces el aporte del monotributo. El aporte a la Obra Social es aproximadamente la mitad de lo que representa para la relación de dependencia.

La salida de un régimen de subsidio indirecto al capital no significa por si mismo que lo pagarán los capitalistas. La salida del régimen de subsidios al transporte está siendo íntegramente pagada por la clase obrera (con un incremento exponencial en el boleto, con una reducción salarial de los trabajadores del transporte y con una precarización de las condiciones de seguridad de las unidades). El Gobierno de Bessent-Milei pretende repetir el esquema transfiriendo el costo del aumento del tributo a las espaldas de los trabajadores. Se trata de una precarización aún mayor del sector más precarizado de la clase obrera. Cómo dice la canción, “llueve sobre mojado”.

Boom del monotributismo

Creado a fines de los años 90, el monotributo fue presentado como un mecanismo “simplificado” de blanquear a pequeños contribuyentes. Con el tiempo el monotributo fue adoptado por las grandes patronales como un mecanismo sí, pero para lo contrario: reemplazar la mano de obra bajo convenio por monotributistas. El monotributo actualmente encubre la relación de dependencia a través del reemplazo de los contratos colectivos de trabajo por contratos individuales con factura. Esta contrarrevolución laboral en los lugares de trabajo dio origen al mote de “factureros” como se les llama en las grandes empresas a los trabajadores sin derechos. Pasó de 642.000 adherentes en 1998, a 4.000.000 en 2023. En la actualidad los monotributistas representan a un tercio de la mano de obra asalariada, rondando los 5 millones de trabajadores.

El Estado es la principal patronal que encubre la relación de dependencia con el monotributo. Es el Estado Nacional quien encuadró a cientos de miles de trabajadores en el “Monotributo Social”, entre ellos los pertenecientes a los planes sociales que trabajan en municipios, escuelas, dependencias de salud, etc. En varias ramas del trabajo, el monotributo se ha convertido en la principal forma de contratación, como en el trabajo en las aplicaciones, en el gremio de prensa, en la salud, en el transporte, etc.

El boom del monotributismo está directamente asociado a la uberización del trabajo, un fenómeno internacional apuntalado en las nuevas tecnologías que apunta a suprimir las conquistas de la clase obrera de los últimos dos siglos.

La burocracia sindical

Esos 5 millones de monotributistas son víctimas de una doble entrega de parte las direcciones sindicales. Primero, el régimen de “factureros” fue instalado con la completa complicidad de la burocracia de los sindicatos, que dejó pasar la proliferación de tercerizadas en la gran industria. Luego, la CGT más de una vez reclamó un ´saneamiento´ similar al del FMI contra los monotributistas por el bajo monto de su aporte a las cajas de las Obras Sociales sindicales, aunque también son sometidos a copagos mayores. Los dirigentes sindicales no quieren que los monotributistas accedan a sus obras sociales.

Revista EDM