Escribe Michael David Fox
Una investigación publicada en Academia.Edu
Tiempo de lectura: 20 minutos
CUANDO LO EXTREMOS SE TOCAN: el cortejo soviético a los intelectuales alemanes de extrema derecha en la víspera de la revolución nazi
El pacto nazi-soviético de 1939 causó una profunda sorpresa y un shock no sólo entre los observadores extranjeros de todo el mundo sino también en las élites bien informadas de la propia Unión Soviética (1). El tratado de no agresión entre los comunistas y los fascistas cayó como una bomba sobre todos, por supuesto, porque de repente unía a acérrimos enemigos ideológicos: el anti fascismo se había convertido en un pilar central de la ideología y la cultura soviéticas sobre todo entre 1935 y 1939, un rumbo que se correspondía durante los mismos años anteriores al pacto con la campaña impulsada por los nazis para difundir el concepto de “bolchevismo judío”. Sin embargo, el Pacto no solo fue una mayor volte-face (NT: cambio total de posición) sino en otro sentido mucho menos comprendido, una continuación de episodios mucho más oscuros en los cuales la izquierda comunista y la derecha fascista se tendieron la mano antes que rechazarse (2). Este articulo considera que un episodio poco investigado de flirteo soviético con intelectuales de extrema derecha de la “revolución conservadora” alemana en la década de 1930 echa una intrigante luz sobre un tema acerca del cual las fuentes son extremadamente difíciles de encontrar e interpretar: los motivos detrás de las interacciones soviéticas anteriores a 1933 con el lado opuesto del espectro político.
Solo recientemente la investigación sobre dichas interacciones se ha convertido en un tema importante en la agenda de los historiadores. Anteriormente fueron poco estudiados no simplemente por falta de fuentes, sino como resultado de impedimentos auto impuestos. La historia comparada como opuesta a la historia transnacional continúa dominando el campo del estalinismo y el nazismo y si uno se aproxima a esta historia comparada como una clase de teoría del totalitarismo “aplicada”, a fin de establecer paralelos, o reacciona echando luz sobre las divergencias entre los dos regímenes, la historia enmarañada y a menudo oculta de los intercambios permanece desatendida. Como muchos observadores también lo han notado, la Historikerstreit (NT: Disputa entre los historiadores de la RFA en los años 80) desalentó la exploración del nexo histórico entre comunismo y fascismo porque esto parecía ayudar a “establecer un ‘causal nexus’ entre el gulag y Auschwitz (3). En los años recientes una prometedora nueva ola de académicos ha comenzado a recobrar el espectro de motivaciones complejas detrás de las interacciones ruso-alemanas, derecha-izquierda y nazi-soviéticas (4). Más aún, en la introducción a su volumen de 2009, Michael Geyer y Sheila Fitzpatrick reconocen notablemente el examen poco desarrollado de la “maraña” como opuesto a la más que bien explorada “imagen del otro” (5). Además, una buena cantidad de la nueva historiografía en este sentido crea una imagen más rica del lado alemán antes que del soviético. Una literatura considerable ha emergido de la fascinación, así como de la enemistad dentro de la “revolución conservadora” alemana incluyendo figuras dentro del partido nazi, por Rusia y la Revolución Bolchevique (6). Ahora se entiende mejor cómo para los alemanes “desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha” antes de 1933, la Rusia soviética era, de muchas maneras, una pantalla en la que se proyectaba la fantasía de una nueva Alemania (7).
Del lado soviético del encuentro, sin embargo, la consideración de motivaciones internacionales demasiado a menudo ha girado en torno a la especulación sobre lo que Stalin -siempre el enigma- puede haber pensado antes que la investigación más sistemática de las suposiciones, prácticas o instituciones. De forma inusual, el material discutido aquí proviene de los anales de la diplomacia cultural soviética, lo cual tiene ciertas ventajas además de su potencial para ir más allá de las continuas dificultades en obtener materiales de archivo de alto nivel de política exterior. El punto de partida para cualquier discusión de la conducta internacional soviética son las tensiones y contradicciones de la “política dual” que emergió a principios de la década de 1920 entre el seguimiento de la diplomacia convencional (Narkomindel) y la revolución mundial (Comintern) (8). Pero el material de archivo de otras agencias, como la Sociedad de Relaciones Culturales con la URSS (VOKS) da lugar a considerar momentos en los cuales esas contradicciones no fueron en realidad las líneas más salientes de tensión y conflicto interno. La apertura soviética a los intelectuales alemanes de extrema derecha a principios de la década de 1930 fue uno de dichos momentos, porque la diplomacia soviética y la actividad diplomática cultural estaban en un amplio sentido coordinadas por las políticas contenidas en los llamados Scherringer-Kurs – la táctica del KPD (Partido Comunista Alemán) y el Comintern aprobada por Stalin que estaba diseñada para atraer el apoyo de elementos pro fascistas e inyectar eslóganes nacionalistas en la propaganda comunista, especialmente en 1930 y 1932 (9). VOKS mismo estaba simultáneamente cercano a Narkomindel (los representantes de VOLKS en Alemania, como era generalmente el caso, tenían importantes posiciones como diplomáticos en la embajada soviética), los líderes del partido soviético y la policía secreta. La figura clave detrás de la campaña para tratar de persuadir a los intelectuales nacionalistas de extrema derecha en Alemania a principios de los años 30, Aleksandr Girshfeld era a la vez el representante de VOLKS, un diplomático de carrera en la embajada soviética en Berlín y como aparece por su rechazo agresivo a subordinarse tanto a VOKS como al sector centro europeo de Narkomindel, un líder para iniciativas soviéticas encubiertas de alto nivel. Girshfeld siguió a una larga línea de representantes de VOKS en Berlín que comenzó a principios de los años 20, quienes estuvieron claramente menos preocupados por los simpatizantes de izquierda en las instituciones manejadas por VOKS como la Gesellschaft der Freunde des neuen Russlands (NT Sociedad de amigos de la nueva Rusia), (GdF) y mucho más entusiasmados en ejercer influencia sobre alemanes bien conectados políticamente que no pudieran ser marginados como pro soviéticos. En esta duradera división interna entre cortejar “amigos” afines ideológicamente y figuras “burguesas” políticamente distantes deseosas de relacionarse con los soviets se asienta un dilema central de la diplomacia cultural soviética que alcanzó su punto crítico en la República de Weimar. De todos los países europeos, la Rusia soviética inicialmente tuvo las relaciones más extensas entre los intelectuales de izquierda, intelectuales afines particularmente en el campo de la cultura, ciencia y viajeros profesionales. Al mismo tiempo, Versalles y Rapallo suministraron a los soviéticos con un más que amplio grupo de socios dispuestos entre las elites conservadoras alemanas que favorecían la “orientación hacia el este”. La Alemania de Weimar no fue el único tiempo y lugar donde los conservadores en los momentos claves se les aparecieron a los emisarios soviéticos como objetos más dignos de cultivar que los compañeros de ruta, pero fue aquí donde la elección fue confrontada por primera vez y especialmente severa.
Se puede observar un cambio en la estrategia de VOKS entre mediados de la década del 1920 y comienzos de la del 1930 como producto de la desilusión en los nacionalistas moderados del establishment, en particular Otto Hoetzsch de DGzSO que tenía lazos estrechos con el ministerio de asuntos exteriores alemán y cuyos miembros eran académicos prominentes , figuras públicas y políticos; durante años los funcionarios de VOKS tuvieron la esperanza de influenciar sutilmente a sus miembros prominentes y apostaron a que sus amplias interacciones soviéticas al menos “neutralizarían” a sus miembros en el caso de una crisis en las relaciones germano-soviéticas. El entusiasmo de VOKS por la DGzSO llegó a su máximo nivel en el período 1925-1927. De aquí en más el interés soviético disminuyó notablemente con el reconocimiento de que los miembros de DGzSO, particularmente Hoetzsch, estaban firmemente ligados a las posiciones oficiales del gobierno, limitaron cuidadosamente sus interacciones soviéticas y finalmente se hicieron impermeables a gran parte de su influencia (10). Por supuesto VOKS mantuvo lazos con DGzSO y la Sociedad de Amigos hasta 1933 y continuaron los choques internos entre aquellos inclinados a favorecer a los simpatizantes izquierdistas y aquellos que anhelaban objetivos más influyentes. Pero en el crepúsculo de la crisis final de Weimar y el notable ascenso del fascismo, las expectativas acerca de las potencialidades de la derecha radical se frustraron. Para esa minoría de emisarios soviéticos en Alemania que continuaron estando mucho más inclinados a tratar de influenciar a los “burgueses nacionalistas”, los nacionalistas en cuestión no eran más figuras relativamente moderadas como Hoetzsch, cuyo extensivo involucramiento con VOKS y los soviets no se debía para nada a un orden domestico soviético sino más bien estaban dictados por la primacía de política extranjera y las demandas de la ciencia. Ahora, irónicamente, las figuras consideradas como aquellas con influencia más práctica eran radicales ultra nacionalistas atraídos por la revolución de Stalin, “Nacional bolcheviques” como Ernst Niekisch, quien vio en el Plan quinquenal un lucha anti occidental y fantaseó sobre el ejemplo viril de la movilización total que serviría como modelo para Alemania.
A pesar de este viraje de VOKS en su política para Alemania, existen antecedentes claves -menos en la historia de la diplomacia cultural soviética que en la historia del comunismo internacional. La extensión del Comintern y del KPD hacia los “revolucionarios desde la derecha” llegó en momentos claves de las crisis de la República de Weimar, y el precursor más importante de 1932 fue la crisis del Ruhr de 1923. Al introducir el Schlageter-Kurs del Comintern, Karl Radek -quien con anterioridad había entrado en largas negociaciones con los militares y líderes políticos de extrema derecha alemanes durante su “salón” en su celda durante su encarcelación en 1919 en Alemania- ahora ensalzaba al veterano teniente ultranacionalista y mártir del Freikorps fusilado por los franceses por el sabotaje en el Ruhr. El Schlageter-Kurs llevó a una cantidad de negociaciones y acciones conjuntas entre los comunistas y los fascistas alemanes en el verano de 1923 y por un breve tiempo, aparecieron juntos en los carteles la estrella soviética y la esvástica (11). Entre los intelectuales, Arthur Moeller van den Bruck respondió al abierto pedido de Radek de discusión entre comunistas y nacionalistas. Igualmente lo hizo Graf Ernst zu Reventlow, autor en 1914 de un celebrado trabajo sobre política exterior alemana, quien se convirtió en un populista revolucionario y se unió al partido nazi en 1927(12).
El autor de la más importante biografía sobre Radek argumenta que entrar en un diálogo público comprometido con los intelectuales fascistas alemanes en 1923 reflejó la “excepcional” y temprana comprensión de Radek de la amenaza del fascismo, que desde ese entonces se convirtió en su “obsesión permanente”. Si bien se puede sugerir con verosimilitud que Radek colocó sus esperanzas no en alianzas con lideres fascistas sino en ganar algunas de sus tropas, es difícil separar sus tácticas de la pasión que a lo largo de su vida tuvo por la intriga política y un optimismo revolucionario extraviado. En la creación del abortado “octubre alemán” en 1923 y nuevamente luego de 1930, Radek calculó que las fuerzas fascistas podían ser neutralizadas o reclutadas para derribar el estado (13). El papel de Radek en 1923 fue público, así como su papel en formular una estrategia similar hacia la ultra derecha en la víspera de la revolución nazi fue encubierta. Para ese entonces, Radek se había convertido en el principal consejero de Stalin sobre temas alemanes después de años de tratar de conseguir su rehabilitación luego de abandonar a Trotsky. El 1 de abril de 1932 el Politburó aprobó la iniciativa de Stalin de nombrar a Radek jefe del Buró de información Internacional del Comité Central, encargado de suministrar informes analíticos sobre política exterior directamente a Stalin y de formular estrategias para influenciar la opinión pública en el exterior (14). La preminencia de Radek tanto en 1923 como en 1932 en los compromisos con la “revolución conservadora” fue clave para la continuidad entre ambos episodios.
Pero también hubo conexiones directas del lado alemán. Por ejemplo, Reventlow mantuvo contactos con la embajada soviética en Berlín desde el tiempo de la discusión sobre Schlageter. No es una casual que la embajada buscara lazos más firmes con él en 1932, porque ese fue el año en que Reventlow se unió a Arplan (Grupo de trabajo para el estudio de la planificación soviética) (15).
Arplan -una muy inusual organización híbrida de izquierda -derecha que incluyó comunistas y fascistas- fue una organización clave a través de la cual Girshfeld se involucró con intelectuales alemanes de extrema derecha. Mientras que la existencia de Arplan es bien conocida en la literatura, las discusiones acerca de ella han sufrido de una escasez de evidencia de archivo, especialmente del lado soviético e incluso ha existido una falta de claridad sobre sus miembros. En este contexto la lista de 51 miembros de Arplan enviada por Lenz a VOKS en agosto de 1932 resulta de gran interés. Los miembros de Arplan, ideológicamente variados se fusionaron de una cantidad de grupos diversos. El primero fue un contingente académico de economistas e ingenieros interesados en la planificación soviética; el segundo era un pequeño grupo entre los cuales había estrechos contactos soviéticos a través de otras organizaciones, como Erich Baron de GdF y Otto Hoeztsch y Klaus Mehnert de DGzSO. El tercero era un grupo de comunistas e intelectuales de izquierda, incluidos Gyorgy Lukács y Karl Wittfogel, una cantidad de funcionarios comunistas y simpatizantes de izquierda como el arquitecto Bruno Taut y el miembro de la Escuela Marxista de Frankfurt Friedrich Pollock. Finalmente estaban los conservadores revolucionarios y los nacional-bolcheviques, quienes constituían un tercio de los miembros. Además de Niekisch y el nazi Reventlow, el jefe de Arplan Lenz, en realidad montado a horcajadas de los campos académicos y de extrema derecha -era un economista político de Giessen que a fines de la década de 1920 estaba cercano a Niekisch y profundamente inmerso en la derecha radical y los grupos políticos nacional bolcheviques disidentes. Ernst Jünger fue un miembro de Arplan y algunos otros intelectuales fascistas en el grupo estuvieron cercanos a él. Otros conservadores revolucionarios en Arplan incluían a Hugo Fischer y Hans Zehrer, ambos afiliados a Die Tat y Adolf Grabowsky de la Hochschule fur Politik de Berlín, anteriormente Liga Antibolchevique. Otro de los nacionalistas de extrema derecha, Joseph “Beppo” Romer, era capitán en el grupo paramilitar bávaro “Oberland” a principios de la década de 1920 y en los años que siguieron se lo consideró uno de los más activos “nacional bolcheviques”; fue además uno de los pocos en sucumbir completamente a la ofensiva de seducción soviética de 1932 y en adoptar las posiciones del partido comunista (16). Sin embargo, los miembros de Arplan fluctuaron luego de su asamblea de fundación el 14 de julio de 1931. Otros documentos incluyen como miembros de Arplan al pensador jurídico Carl Schmitt, luego el “Kronjuristen des Dritten Reichs” y al publicista nacional revolucionario Friedrich Hielscher (17).
Una segunda organización a través de la cual los soviéticos acosaron a profesionales e intelectuales de extrema derecha fue el Bund Geistige Berufe (BGB), fundado en otoño de 1931. De acuerdo con documentos de la policía secreta, la participación soviética en esta organización fue diseñada para “atraer a la órbita de su influencia a un espectro de intelectuales de orientación derechista altamente posicionados” (18). Lukács, quién se unió al KPD en julio de 1931 luego de ser enviado a Berlín, cooperó estrechamente con Wittfogel cuando se lanzó a trabajar en los círculos intelectuales de izquierda y derecha. Las actividades de Lukács incluyeron la coordinación de la fracción del KPD dentro de Arplan y establecer contactos encubiertos con Tat-Kreis y el Widerstand-Kreis de Niekisch (19). También estuvo involucrado en reclutar figuras de extrema derecha al BGB, donde al igual que en Arplan se mezclaban comunistas y revolucionarios de derecha. Una cantidad de miembros de Arplan entró al Bund, incluidos Lenz, Niekisch, Jünger y Arvid von Harnack. Además, el diario diplomático oficial de Girshfeld en 1932 confirma que también estaba involucrado directamente en organizar el Bund, que contaba con al menos un conferencista nazi.
La naturaleza hibrida de izquierda - derecha de Arplan y el Bund reflejan no solo la amplitud del interés en el modelo económico soviético durante la primera fase del estalinismo, sino también la mezcla y la fertilización cruzada entre los intelectuales de extrema derecha e izquierda en los círculos sociales y salones de finales de Weimar. Muchas de las figuras de extrema derecha de Arplan compartieron una fascinación con la movilización de masas utópico-militar y la autarquía nacional encarnada por el impulso de industrialización soviética. El miembro de Arplan Werner Kreitz, quien junto a Lenz fundaron el “nacional revolucionario” Vorkampfer Kreis, que estaba cercano al movimiento antioccidental Widerstand de Niekisch, dedicó una serie de artículos a la planificación soviética en 1931, en los cuales no puede ocultar su admiración por Stalin como líder nacional en estrecho contacto con el “alma rusa”. La colaboración de Lenz con Kreitz y Niekisch parece que influyó en la iniciativa original de Lenz de fundar Arplan en julio de 1931 (21).
Del lado soviético, la principal estrategia de Girshfeld fue controlar esas corrientes y a Arplan a través de la colaboración secreta con un aliado confiable. El secretario de Arplan y mano derecha de Lenz fue el jurista y economista Arvid von Harnack, a quien Girshfeld llamó “una persona completamente cercana a nosotros”. Durante los viajes de estudio (Studienreise) a la URSS en el verano de 1932 -que incluyeron el contingente de ultraderecha de Lenz, Niekisch, Kreitz y Grabowsky- Harnak, un ex miembro del ultraderechista Freicorps a principios de la década de 1920, les dijo abiertamente a sus anfitriones locales cómo recientemente se había convertido en un “no oficial”, es decir un miembro secreto del KPD (22). En un informe crucial a Narkomindel en octubre de 1932, Girshfel hizo más explícitos sus estrategias y objetivos. Escribió: “La actual “línea político-cultural” soviética consiste en penetrar profundamente en los círculos radicales y de la oposición de derecha de la intelligentsia, que tengan peso político, ampliando las fuentes para nuestra influencia e información… (y) propagandizar la idea de un acercamiento político-económico con la URSS”. Porque esta tarea necesitaba ser llevada a cabo durante “el siempre más profundo e intenso desarrollo del fascismo” los métodos soviéticos debían ser “más sutiles”. En particular, “todas las organizaciones en las cuales vayamos a operar deben tener una “apariencia totalmente alemana”. Girshfeld enfatizaba que la dirigencia no debía “sentir” la influencia de Moscú, “la cual debe ser profunda y de forma confiable ser ocultada detrás de bambalinas”. Con respecto a Arplan, Girshfeld escribió que el principal objetivo era penetrar “varios grupos de la derecha radical de la intelligentsia que representan el así llamado nacional bolchevismo (Tat, Aufbruch, Vorkampfer, etc.)” (23).
Un episodio posterior plantea la posibilidad de que Girshfeld estuviera conectado con la rezidentura (base del servicio de inteligencia en el extranjero) de la NKVD (NT antecesora de la KGB) en Berlín. En 1935, la NKVD reclutó a von Harnack como agente soviético y el papel decisivo en este reclutamiento fue jugado por no otro que el secretario de la embajada, Girshfeld, quien lo había conocido a través de su colaboración en Arplan a principios de la década de 1930. Otro miembro del BGB, Adam Kuckhoff de Tat-Kreis, era cercano a Harnack y más tarde se unió al grupo de espionaje soviético “Rote Kapelle” (Capilla roja) arrestado por la Gestapo (24). Durante 1932, surgieron feroces desacuerdos internos dentro del campo soviético entre Girshfeld y numerosos funcionarios de VOKS, Narkomindel y Gosplan sobre el cortejo de nacionalistas alemanes de extrema derecha. Un alto funcionario de VOKS instruyó a Girshfeld en enero de 1933 acerca de los objetivos más importante de la diplomacia cultural soviética en Alemania: movilizar la visión favorable de la URSS y -en un contraste implícito de la manipulación detrás de bambalinas- auspiciar las rupturas con el fascismo y el “social fascismo” (25). Girshfeld fue increpado desde Moscú porque la composición de Arplan era “extraordinariamente heterogénea y un especialista de VOKS inquirió con incredulidad: “¿quién es este Graf Rewentlow que se ha unido a Arplan, el bien conocido hitlerista u otro?" (26). La gama de otras objeciones puede resumirse de esta manera: la preocupación de que Girshfeld estuviera demasiado atento a los nacional bolcheviques a expensas de las posibilidades de cultivar otras relaciones, especialmente en la academia alemana; temor de que las relaciones con fascistas pusieran en peligro la influencia soviética sobre los simpatizantes de izquierda y la desconfianza en la efectividad del control de Girshfeld sobre Arplan. Se le dijo a Girschfeld que Arplan no sería lo suficientemente “flexible” como para permitir a VOKS conducir sus variadas “campañas”. Finalmente, la principal preocupación acerca de invitar a los intelectuales de extrema derecha a visitar la URSS era que su compromiso con la ideología extremadamente nacionalista los volviera inmunes a los muy bien desarrollados métodos para impresionar a sus huéspedes. Claramente, todos estos argumentos fueron formulados en términos muy instrumentales y utilitarios. Por necesidad, las peleas burocráticas internas habían reemplazado a la discusión política. Incluso está claro que muchos funcionarios soviéticos preferían preservar el focus soviético tradicional sobre los compañeros de ruta de la izquierda. Los ataques sobre la posición de Girshfeld tuvieron además consecuencias concretas: limitaron el apoyo financiero soviético para Arplan (27).
Las discusiones internas en el ámbito soviético sobre Arplan son una muestra de las múltiples agendas soviéticas, superposición de operaciones internacionales y la pura cacofonía institucional que jugaba un papel en las relaciones soviéticas con las figuras culturales e intelectuales europeas de un modo más general. Al mismo tiempo, es altamente significativo que “la infiltración de segmentos de la intelligentsia opositora radical y de derecha” era reconocida -incluso por los muchos detractores de Girshfeld- como una tarea necesaria del “trabajo cultural” soviético en Alemania (28). La repetición de esta frase de circunstancia confirma que el cultivo de la derecha radical, a pesar de todas las objeciones y obstrucciones lanzadas del lado soviético en el curso de la formulación de políticas cotidianas, se había convertido en una política obligada dictada desde arriba.
Al tiempo que esta política se desplegaba entre las figuras soviéticas que hacían política en Alemania, Radek intentó establecer un canal directo más allá de la diplomacia convencional entre Stalin y la derecha fascista alemana. Como parte de este esfuerzo, de acuerdo a un documento, Radek personalmente se encontró con el miembro de Arplan Grabowsky en una sesión que duró entre 5 y 6 horas. Grabowsky también informó a los analistas de Narkomindel sobre la orientación de varios nacional bolcheviques, focalizándose particularmente en el Tat-Kreis, del cual como hemos visto provenía una cantidad de miembros de Arplan. La tendencia Tat había desarrollado una clase de Ostideologie gobernada por la noción de una Zwischeneuropa (NT Europa intermedia como la región que existió en el siglo XIX) conjunta germano-eslava que dividiera el este y el oeste (29). Pero fueron precisamente estos rasgos sovietófilos en la extrema derecha los que fueron reducidos o sumergidos luego de la toma del poder por el nacionalsocialismo, en 1933. En agosto de 1932, el miembro del politburó Lazar Kaganovich informó a Stalin sobre sus lecturas de las transcripciones entre diplomáticos soviéticos en Alemania y el miembro nacionalsocialista de Arplan Reventlow, así como de aquellas con el agente militar, aventurero y profesor de geografía militar Oksar Ritter von Niedermayer, quién vivió en la URSS durante 8 años como representante principal de las Werhrmacht (NT fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi) en la colaboración encubierta militar soviético-alemana. Niedermayer había invitado a la embajada soviética en Berlín a contactar a Hermann Göring y a través de él construir contactos soviéticos permanentes con el NSDAP. Kaganovich le escribió a Stalin: “de la transcripción se ve claramente que incluso los elementos fascistas necesitan confiar en nosotros, que no están inclinados a interrumpir las relaciones que se han cultivado con nosotros. Esto, por supuesto, es muy importante, porque, parece… que estos elementos seguirán en el poder en Alemania”. La ingenua lectura de Kaganovich acerca de las potencialidades pro soviéticas del fascismo alemán proviene de alguien quien presumiblemente sabía lo que Stalin deseaba escuchar (30). Esto sugiere que el compromiso con la revolución conservadora resultó ser una calle de dos vías, porque Kaganovich estaba claramente extrapolando desde contactos con los derechistas alemanes más deseosos de comprometer con los soviéticos. No por última vez, Stalin y los estalinistas calcularían erróneamente sus expectativas sobre las alianzas con el lado opuesto del espectro político.
Traducción: Olga Stutz
Notas:
(1) A. V. Golubev et al., Rossiia i Zapad: Formirovanie vneshnepoliticheskikh stereotipov v soznanii rossiiskogo obshchestva pervoi poloviny XX veka (Moscow: Institut rossiiskoi istorii RAN, 1998), 199-234.
(2) Sobre el papel de la propaganda antisoviética y antifascista en medio de las relaciones diplomáticas y comerciales entre la URSS y la Italia fascista, ver J. Calvitt Clark III, Russia and Italy against Hitler: The Bolshevik-Fascist Rapprochement against Hitler (New York: Greenwood Press, 1991). (3) Ernst Nolte, “From the Gulag to Auschwitz,” in François Furet and Ernst Nolte, Fascism and Communism, trad. Katherine Golsan (Lincoln: University of Nebraska Press, 1998): 23-30, here 27.
(4) Ver “Fascination and Enmity: Russia and Germany as Entangled Histories, 1914-1945,” edición especial de Kritika: Explorations in Russian and Eurasian History, 10, 3 (Summer 2009).
(5) Michael Geyer y Sheila Fitzpatrick, “Introducción,” en Beyond Totalitarianism: Stalinism and Nazism Compared, ed. Geyer and Fitzpatrick (Cambridge: Cambridge University Press, 2008), 35. (6) Un ejemplo notable es Gerd Koenen, Der Russland-Komplex: Die Deutschen und der Osten 1900-1945 (Munich: C. H. Beck, 2005).
(7) Katerina Clark and Karl Schlögel, “Mutual Perceptions and Projections,” cap. 10 of Beyond Totalitarianism, 396- 441.
(8) Ver especialmente Jon Jacobson, When the Soviet Union Entered World Politics (Berkeley: University of California Press, 1994).
(9) Bert Hoppe, In Stalins Gefolgschaft: Moskau und die KPD, 1928-1933 (Munich: Oldenbourg Wissenschaftsverlag, 2007), caps. 5 y 8, esp. 184-88, 263, 291-97, 311; Politbiuro TsK RKP(b) i Komintern, 1919-1943: Dokumenty (Moscow: ROSSPEN, 2004): 647-52.
(10) Michael David-Fox, “Leftists versus Nationalists in Soviet-Weimar Cultural Diplomacy: Showcases, Fronts, and Boomerangs," en Susan Gross Solomon, ed., Doing Medicine Together: Germany and Russia between the Wars (Toronto: University of Toronto Press, 2006): 103-158.
(11) Otto-Ernst Schüddenkopf, National-bolschewismus in Deutschland 1918-1933, revised edition (Frankfurt: Verlag Ullstein, 1972), 7, 55-56, 61-62, 70-86, 111-25, 175; Warren Lerner, Karl Radek: The Last Internationalist (Stanford: Stanford University Press, 1970): 86-90, 120-21; G. A. Kosmach, “National-bol’shevizm v Germanii i Sovetskaia Rossiia (1919-1932 gg),” in Rossiia i Germaniia, vyp. 1, ed. B. M. Tupolev (Moscow: Nauka, 1998), 281-93.
(12) Citas de Lerner, 120, 121, que reproduce extensas citas del discurso de Radek; el material anterior sobre 1919 y 1923 también se basa en Schüddekopf, 7, 55-56, 61-62, 70-86, 111-25, 175; Kosmach, 287.
(13) Jean-François Fayet, Karl Radek: Biographie politique (Bern: Peter Lang, 2004): 289-311, 445-67, 661-82, citas 453, 454; cf. Hoppe, 178, 221.
(14) Niels Erik Rosenfeldt, The “Special” World: Stalin’s Power Apparatus and the Soviet System’s Secret Structures of Communication 2 vols. (Copenhagen: Museum Tusculanum Press, 2009), 1: 205-16.
(15) Hoppe, 314-15.
(16) “Mitgliederliste,” GARF f. 5283, op. 6, d. 172, l. 190. On Römer, see Louis Dupeux, “National-bolchevisme”: Strategie communiste et dynamique conservatrice. Essai sur les different sens de L”Expression en Allegmagne, sous la Republique de Weimar (1919-1933), doctoral thesis, University of Paris I, 1974 (Lille: Atelier reproduction des theses, 1976), 181, 191-95, 578-79.
(17) “Spravka o deiatel’nosti Arbplana i Soiuza rabotnikov umstvennogo truda v Germanii, podgotovlennnaia D. Lukachem dlia otdela kadrov IKKI,” en Reinhard Müller and Ia. Rokitianskii, eds., Besedy na Lubianke: Sledstvennoe delo Dërda Lukacha. Materialy k biografii, 2nd revised ed. (Moscow: Institut slavianovedeniia RAN, 2001): 188-20; Klaus Mehnert, “Memorandum über die ‘Arbeitsgemeinschaft zum Studium der sowjet russischen Planwirtschaft,’ 8 Januar 1932,” en Gerd Voigt, Russland in der deutschen Geschichtsschriebung 1843-1945 (Berlin: Akademie- Verlag, 1994): 381-82; Koenen, Der Russland-Komplex, quotation 343.
(18) B. Lange and A. N. Dmitriev, “Rabochee ob”edinenie po izucheniiu sovetskogo planovogo khoziastva (Arplan),” en E. I. Kolchinskii, ed., Sovetsko-germanskie nauchnye sviazi vremeni Veimarskoi respubliki (St. Petersburg: Nauka, 2001), 197-206, aquí 205.
(19) “Sravka A. Gabora o rabote D. Lukacha v Germanii,” 16 May 1936, in Besedy na Lubianke, 102-3.20 “Dnevnik tov. Girshfel’da. Berlin, 7-go oktiabria 1932,” GARF f. 5283, op. 1a, d. 196, l. 188-91; Aleksandr Girshfel’d to F. N. Petrov, 25 April 1932, AVP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 95.
(21) Dupeux, “National-bolchevisme,” 457-58, 458 n. 3; Mehnert, “Memorandum,” 381.
(22) Girshfel’d to VOKS, 19 January 1932; Shuman to Girshfel’d, 4 February 1932; Girshfel’d to VOKS Sector on Central Europe, 29 February 1932, AVP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 10, 22, 31-32; “Otchet po delegatsii Arplana, pribyshei v Leningrad 23/VIII i vyekhavshei v Moskvu 26/VIII,” signed V. Pokrovskii, GARF f. 5283, op. 6, d. 172, l. 143.
(23) “Girshfel’d. Berlin, 27 oktiabria 1932. NKID 2-i Zapadnyi Otdel – t. Sheininu,” GARF f. 5283, op. 1a, d. 196, l. 193-195. Se enviaron copias al embajador soviético en Alemania, Krestinskii, y a Lerner de VOKS.
(24) Lange y Dmitriev, 205-6.
(25) E. O. Lerner [VOKS] to Girshfel’d, 2 January 1933, AVP RF f. 082, op. 16, d. 33, p. 76, ll. 7-13, aquí l. 12.
(26) Shuman, Zav. Otdelom Tsentral’noi Evropy [VOKS], to Girshfel’d, 19.3.1932, AFP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 37.
(27) Shuman to Girshfel’d, AVP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 77; H. Timm, untitled report (in German), GARF f. 5283, op. 6, d. 172, l. 171-76. Para una cuenta detallada de Arplan y sus Studienreise, ver caps. 2 y 3 de Michael David-Fox, “Showcasing the Great Experiment: Cultural Diplomacy and Western Visitors to Soviet Russia, 1921- 1941”.
(28) “Zam. Pred. VOKS”a E. O. Lerner. Upolnomochennomu VOKS v Germanii t. Girshfel’du. Kopiia: Shternu NKID. 16/XII-32,” AVP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 214-15; “Zav. 2-m Zapadnom otdelom (Shtern). Referent (Sheinin). V Kollegiiu NKID. 16 noiabria 1932,”ibid., l. 207-208.
(29) “Otdel pechati NKID. Zav. (Umanskii). Otvet. referent (Muronov). Tov. Vinogradovu, Berlin,” 3 September 1932, AVP RF f. 082, op. 15, d. 28, p. 71, l. 173; see also O. V. Klevniuk et al., eds., Stalin i Kaganovich: Perepiska, 1931- 1936 gg. (Moscow: ROSSPEN, 2001): 196 n. 9. On the Tat-Kreis, ver Koenen, 342-43.
(30) Kaganovich a Stalin, 3 de agosto de 1932, en Stalin i Kaganovich, ed. Khlevniuk et al., 259, 304.
A 90 años de la llegada de Hitler al poder (parte III) Por El Be, 03/02/2023.
A 90 años de la llegada de Hitler al poder (parte II) Por El Be, 01/02/2023.
A 90 años de la llegada de Hitler al poder (parte I) Por El Be, 30/01/2023.
LEÓN TROTSKY 80 AÑOS. Trotsky y la lucha por la IV Internacional Publicado en Hic Rodus N°3, diciembre 2012. Por Pablo Rieznik, 21/08/2020.