Escribe Jorge Altamira
Una pseudo coalición de gobernadores y patronales para contener el estallido está condenada al fracaso
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La crisis desatada por el descuento de la coparticipación de impuestos a la provincia de Chubut no ha amainado. Milei ha incentivado el choque, en unos casos con una batería de tweets y en otros con un ‘me gusta’, que rivalizan en grosería. Desde el punto de vista político, reafirma el propósito de suplantar el régimen político vigente por un gobierno de poder personal. Como consecuencia del rechazo al paquete fiscal inicial y luego a la Ley Ómnibus, Milei y Caputo recurren al ‘ajuste’ financiero contra las provincias. Anteayer anunció la anulación del Fondo de Apoyo a la provincia de Buenos Aires. Para marcar al extremo el objetivo de neutralizar el Congreso, ha vuelto a dejar Argentina, esta vez para aparecer en una concentración conservadora en EE.UU. y en un acto de campaña de Trump, sin solicitud al Congreso, ni un acta de transmisión del mando a la Vice. En ausencia de su canino clarividente, el personaje que opera en la Rosada juega con la acefalía.
El apoyo que 23 de los 24 gobernadores han dado al gobernador de Chubut es menos robusto de lo que aparenta. El salteño Sáenz reunió a varios mandatarios del Norte para establecer un puente con el gobierno central, donde se hizo presente Victoria Villarruel. Otra tanda de gobernadores dieron el apoyo con cautela. El mismo gobernador afectado, Ignacio Torres, ha esgrimido la amenaza de un corte del suministro de combustible “a Argentina” para acentuar su enfrentamiento con el gobierno, sin la voluntad política de violentar las condiciones legales de la operación, ni los instrumentales para llevarlo a la práctica, porque para ello debería llamar a los trabajadores petroleros a ocupar yacimientos y refinerías. La crisis, a pesar de su intensidad mediática, no ha afectado, sin embargo, a los mercados de capitales, pues el gobierno continúa trasladando la deuda del Banco Central con los bancos al Tesoro, que va acumulado un pasivo financiero en forma de espiral. El Tesoro, al mismo tiempo, recompra títulos en dólares en poder del Banco Central. Con el pretexto de absorber pesos –el dinero que destina a la recompra- vacía el patrimonio real de la entidad financiera del Estado.
Los intentos de apaciguar la crisis, sin embargo, fracasan uno tras otro; Milei ha alineado incluso al Congreso a iniciar, a la noche, las sesiones legislativas del 1° de Marzo, para adoptar el uso y la costumbre de Estados Unidos. La razón del fracaso es simple: la violencia del ajuste fiscal es incompatible con el régimen de financiamiento actual de la Administración nacional como de las provincias. Esta violencia la observó la vicegerenta del FMI en su visita reciente a Argentina. De hecho, la funcionaria vino de urgencia para alertar acerca de la artificialidad del ajuste y de su inviabilidad. Podar salarios, jubilaciones, comedores populares y obras públicas, además de pisar el pago de gastos efectivamente realizados, no significa solamente destruir ingresos nacionales por medio de una recesión, con el consiguiente agravamiento del desfinanciamiento de ese mismo Estado y un mayor déficit fiscal. El desmantelamiento de una estructura estatal obsoleta, no viene acompañada por ninguna organización alternativa. La magnitud del ajuste no modifica en nada la situación de default de la economía argentina, cuyos bonos cotizan, aunque hayan aumentado de valor desde diciembre, con un descuento del 60% sobre su valor de emisión. El gobierno de Milei ha convertido la crisis del régimen político en una crisis de Estado, para beneficiar a una reducida camarilla financiera.
En medio del choque con las provincias, el Banco Nación ha anunciado el inicio de su conversión en sociedad anónima y su ulterior privatización. Ha entregado la tarea a una consultora que encabeza Horacio Liendo, un funcionario de Cavallo. Milei ha decidido avanzar con el DNU 70/2023, que no ha recibido la ratificación del Congreso. Clarín advierte, sin embargo, que el rechazo del decreto es un hecho consumado en el Senado y por lo tanto se conseguirá el número necesario también en Diputados. Para eso será necesario esperar a abril – el tiempo que se estima legislativamente necesario. La irrupción de Clarín en la crisis tampoco sería resultado de la objetividad periodística, porque Milei se apresta a autorizar a Elon Musk y a Amazon a ofrecer Internet por vía satelital. Este escenario demuestra que las estructuras capitalistas agotadas que sobreviven más en el tiempo, se derrumban en menor plazo y con mayor estrépito. Una coalición parlamentaria que derribe el DNU sólo sería viable si ha previsto organizar una sucesión de gobierno. Las negociaciones para desmantelar el DNU en un conjunto de leyes que serían votadas separadamente, como insinúan algunos medios, sería equivalente a intentar reflotar la Ley Ómnibus cuando los choques entre intereses capitalistas se han acentuado.
Un asunto no menor en todo esto es la decisión de La Rioja de incumplir con el pago de una cuota de 20 millones de dólares de una deuda externa total de 250 millones. Los acreedores podrían admitir una reestructuración de pagos o reclamar el cobro inmediato de la totalidad del préstamo. El default internacional de una provincia debería afectar la credibilidad de la deuda nacional. El riojano Quintenla, que ya comenzó a emitir moneda local, alega que el impago es consecuencia del ajuste de los Milei-Caputo. Es otro aspecto del choque federal que se ha acentuado con la crisis chubuteña.
Una mirada de conjunto advierte que el recorrido de la crisis ha sufrido bifurcaciones llamativas. En lugar de una reacción histórica excepcional de la clase obrera ante la magnitud del golpe de Estado económico de la ultraderecha, el choque central lo protagonizan un conjunto de fracciones de la propia burguesía y del capital internacional, como ocurre incluso con el FMI. El diverso espectro político de la clase obrera, desde la CGT y la CTA, hasta el FIT-U se han puesto a la cola de este enfrentamiento. La burocracia sindical de petroleros, la construcción y camioneros se movilizó fuertemente en apoyo a Torres en Comodoro Rivadavía, el epicentro de la crisis. Las centrales de la burocracia operan a la cola del Poder Legislativo y el judicial; CTERA ha entregado las paritarias bonaerenses en apoyo a Kicillof, pero se ha puesto a la cabeza de los reclamos concernientes a los fondos fiduciarios en general y al del incentivo docente en particular. El FIT-U ha ‘sorprendido’ con una indomable voluntad de marchar con el kirchnerismo el 24 de Marzo; estamos ante el clásico aprovechamiento oportunista del odio creciente a Milei. El mismo Pro se ha partido y va camino a desaparecer, con muchos de sus integrantes acompañando la “avenida del medio” de Pichetto. Se ha roto el mini-bloque de LLA en la Legislatura bonaerense.
Esta oposición embrionaria y tardía a Milei ha terminado abriendo algunas compuertas al kirchnerismo, cuyos votos necesita en el Congreso. Precisamente por eso, el kirchnerismo ha entrado en proceso deliberativo, para alejar a la familia K en beneficio de Kicillof o Massa, partidarios de crear “músicas nuevas”. Pero debería ser claro que esta oposición en calidad de tentativa no reúne condiciones para pilotear una salida. Como ha ocurrido en numerosos episodios en la historia mundial, han servido para llevar la crisis a nuevos peldaños y para levantar las últimas barreras que obstaculizan el desencadenamiento de las fuerzas elementales de las masas trabajadoras. Por eso es fundamental concentrar los ataques contra el gobierno saqueador de Milei sin alentar ninguna confianza con los bloques opositores y sus planteos –por el contrario hay que someterlos a una crítica sistemática. Son los bloques que defendieron con uñas y dientes, no las jubilaciones, sino los intereses de la agroexportación cuando Milei propuso un aumento temporal de las retenciones.
La presente crisis tiene perspectivas revolucionarias amplias: en primer lugar porque ha quebrado al régimen político y en parte al Estado, y en segundo lugar porque se inserta en una crisis internacional sin precedentes, como lo demuestran las guerras imperialistas en Ucrania y en Medio Oriente. Para dar una respuesta a cada etapa de este proceso es necesario captar los eslabones de la crisis en su conjunto.