Escribe Marcelo Ramal
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Javier Milei cometió un abuso en la noche de ayer. Utilizó un recurso destinado a mensajes de interés general -la cadena nacional- para difundir un brulote mentiroso, con el propósito de mantener a flote el valor de los títulos de deuda de Argentina. Debió hablar en la Bolsa, para los especuladores, y no importunar al país entero por TV.
En cualquier caso, y después de tanta bambolla, anunció que el mentado superávit financiero del primer trimestre representa un 0,2% del PBI, casi un error estadístico por encima de cero. Hay que hacer notar que el déficit primario del 2023 fue del 2,9% del PBI. Pero la motosierra recortó en términos reales un 36% del gasto previsional, un 40% a las universidades, un 87% a la obra pública, un 20% los salarios estatales… Con semejantes confiscaciones, lo que anunció Milei anoche es un fracaso. Además, el mes de marzo, como indicador de lo que viene, ya arrojó nuevamente déficit.
La razón por la cual Milei casi no tiene superávit fue omitida en la 'cadena nacional': ocurre que, en medio de podas generales a los gastos, se ha producido un salto del 34% en el pago de los intereses de la deuda en pesos del Tesoro. Esa deuda se encuentra indexada por el dólar y por la inflación, y, por lo tanto, estalló después de la devaluación de diciembre y las megainflaciones de estos cuatro meses. El inventario de esa deuda pasó del equivalente de 85.000 millones de dólares en diciembre de 2023 a 120.000 millones en la actualidad –es decir, aumentó en 35.000 millones. En síntesis, no es cierto que el ajuste brutal haya conseguido el “equilibrio fiscal”. Ese ajuste sobre jubilados, universitarios, comedores populares y demás rubros, alimentó la hoguera de la deuda pública.
Pero el ocultamiento no termina aquí. Sólo por los pagos postergados a la Compañía del Mercado Eléctrico Mayorista y a los productores de gas, se acumula una cifra que es seis veces superior al superávit ´declarado´. Esta deuda querrá ser cubierta con los tarifazos que se vienen sobre la luz y el gas, y que van a desbancar a la pretendida “inflación en caída” que Milei anunció ayer. Por el lado de los ingresos, digamos que, en marzo, el IVA -el impuesto ligado al consumo general- cayó un 28%, anticipando la crisis fiscal que se viene a partir de la recesión en curso.
Milei le ha dibujado a los especuladores de la deuda pública un diario de Yrigoyen que no va a tener lectores ni en la Bolsa de Valores. Habló con un ojo puesto en su machete, y el otro sobre la marcha universitaria, que pondrá de manifiesto al abismo que separa a los mesadineristas que gobiernan de la población trabajadora y estudiantil.