La cumbre del G7 en Europa

Escribe Lucas Giannetti

Tiempo de lectura: 12 minutos

Del 13 al 15 de junio, flanqueada por 8.000 militares y fuerzas de seguridad privada, se desarrolla la cumbre del G7 en la ciudad de Bari, Italia, que tiene como anfitriona a la derechista y admiradora de Benito Mussolini, Giorgia Meloni.

La agenda de la cumbre está dominada por los planes de una escalada en la guerra de la OTAN en Ucrania. También se abordarán la masacre de Gaza, la crisis migratoria, el desarrollo, la economía y la competencia con China. De la cumbre participan los países miembros de facto: Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia e Italia. Además de los miembros permanentes, el país organizador puede invitar a otros Estados, organizaciones o personajes con un peso político internacional. En este sentido fueron invitados al cónclave el papa Francisco (por primera vez un jefe de la Iglesia Católica participa de una reunión del G7), el Rey de Jordania y presidentes de Ucrania, India, Brasil, Argentina, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Kenia, Argelia, Tunez y Mauritania. Para reafirmar el carácter de la cumbre también participan el secretario general de las Naciones Unidas, los popes del Banco Mundial, FMI, Banco Africano de Desarrollo y de la OCDE.

Mandatarios en crisis

La mayoría de los lideres llegan a la cumbre con la lengua afuera, exceptuando a la anfitriona y líder de los Fratelli d´Italia (quienes se regodean en ser los continuadores del “legado” de Mussolini) Meloni, que es una de las ganadoras de las elecciones europeas. El presidente Emmanuel Macron y el socialdemócrata canciller alemán, Olaf Scholz, arriban a la cumbre golpeados por la derrota a manos de la extrema derecha en las elecciones europeas. Fumio Kishida, premier de Japón, debe hacer frente a una crisis interna dentro de su propio Partido Liberal Democrático y podría abandonar el poder en los próximos meses. Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, llega al G7 desgastado luego de ocho años de gestión, que se manifiesta en el desencanto de sus propios votantes. El conservador Rishi Sunak, premier británico, debe enfrentar una elección dentro de tres semanas, en las que se augura que el Partido Conservador será corrido del poder, por lo que se descuenta que asuma compromisos en sanciones a Rusia o que se pronuncie sobre el comercio con China. Por su parte Biden se encuentra atravesado por su pelea de cara a las elecciones con Donald Trump y por cuestiones personales, como la condena a su hijo Hunter por posesión de armas.

Los invitados de Meloni no corren mejor suerte. Narendra Modi, premier indio, si bien recientemente fue electo en su tercer mandato, el Partido Popular Indio, al cual pertenece, le ha negado la mayoría parlamentaria. Erdogan asiste a Bari luego de haber perdido las elecciones locales en Turquía. Con este cuadro de situación es improbable que las crisis nacionales no hagan mella en el desarrollo de la cumbre y la conviertan en un campo de disputa, potenciando las contradicciones entre las potencias imperialistas.

Ucrania

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a través de declaraciones dejó en claro el carácter que va a tener la cumbre al afirmar que “estaremos enviando a Rusia una señal de nuestra determinación. Si Vladimir Putin cree que puede sobrevivir a la coalición que apoya a Ucrania, está equivocado”. Reafirmando los dichos de Sullivan, según información del Washington Post, la Casa Blanca levantó las restricciones al envío de armamento a la unidad pronazi, Batallón Azov.

Meloni, al abrir el encuentro, confirmó el acuerdo al que arribaron con los demás miembros de concederle un nuevo préstamo de 50 mil millones de dólares a Zelensky y que estará financiado por los intereses generados por los activos rusos que se encuentran sobre todo en Bruselas y en bancos de la UE, Estados Unidos, Japón y Canadá, que han sido confiscados de manera ilegal. El congelamiento de fondos soberanos de Rusia fue una de las primeras medidas tomadas por los países miembros de la OTAN, que tenía como finalidad en un principio reducir los márgenes de maniobra de Rusia. Estos fondos ascenderían a 280 millones de dólares, que se han conformado en un botín de guerra, ahora para financiar la guerra. La confiscación de los fondos rusos fue seguida por una discusión de cómo utilizarlos. La reunión del G7 ha resuelto las dilaciones sobre este tema. El préstamo aprobado se suma a los 61 mil millones de dólares entregados por EE. UU al régimen derechista de Kiev y los fondos girados alcanzan la friolera de 110 mil millones de dólares.

Por su parte, Biden llegó a un acuerdo bilateral de seguridad con su par ucraniano que tiene una vigencia de 10 años. El pacto entre ambos países establece compartir inteligencia, capacitar a las fuerzas ucranianas según los parámetros de la OTAN, optimizar la capacidad aérea, marítima, ciberespacial y la ayuda por parte de Washington para que Ucrania desarrollé una industria militar con la capacidad de producir sus propias armas en un futuro. Biden avanza en convertir a Ucrania en un protectorado de las potencias imperialistas enroladas en la OTAN, que provocará futuros choque y tensiones.

Pero el camino que plantea este acuerdo bilateral no es un lecho de rosas. EE. UU en noviembre tendrá elecciones presidenciales y el candidato republicano Donald Trump ha mostrado acercamiento a la burocracia encabezada por Putin y dio signos de alejarse de un apoyo irrestricto a Ucrania. En este sentido, la campaña electoral estará atravesada por la cuestión de la guerra, condicionante de todos los movimientos geopolíticos en la actualidad. De todas maneras, el acuerdo al que arribó Biden no tiene el carácter de tratado, ya que para esto es necesaria la aceptación del Senado estadounidense, motivo por el cual, no es vinculante para presidentes venideros.

Antes de que Biden selle el acuerdo, Japón hizo lo suyo y llegó a un pacto análogo con Ucrania. Este andamiaje de acuerdos bilaterales fue decidido en julio de 2023 durante la reunión del G7 realizada en Lituania, con el propósito de compensar la no adhesión de Ucrania a la OTAN. De hecho, en el acuerdo bilateral firmado con EE. UU. también quedó descartada la tan ansiada integración a la OTAN por Zelensky.

En la escalada belicista de los países imperialistas, cada una de las naciones busca fortificar sus posiciones particulares por sobre las alianzas a las que por ahora están sujetas; en perspectiva, es la antesala de nuevos enfrentamientos y reconfiguraciones estratégicas a nivel internacional, en una economía cruzada por la guerra y la preparación de nuevos enfrentamientos, como una avanzada contra China o la extensión del genocidio que perpetra Israel sobre la Franja de Gaza, hacia Irán.

China

China se encuentra en el ojo de la tormenta para los países que integran el G7. El jueves último, Biden le ha marcado la cancha a sus socios belicistas, declarando: “China no está suministrando armas, sino la capacidad de producirlas y la tecnología disponible para hacerlo. Así que, de hecho, está ayudando a Rusia”. Estados Unidos ha instado a sus pares europeos a que adopten una posición más agresiva en relación con el gigante asiático, en tanto y en cuanto, ha asumido una posición en favor de Rusia con respecto a la guerra. De fondo, los Estados Unidos buscan abonar el camino de un enfrentamiento decisivo con China y lograr la tan buscada restauración capitalista, tarea que ha comenzado hace décadas la burocracia del PC chino.

Mientras que los países europeos guardan reservas en una avanzada belicista sobre China, han avanzado en la guerra comercial desarrollada por los Estados Unidos y han resulto fuertes restricciones a las exportaciones chinas de vehículos eléctricos, a través de aranceles de casi 50 %. También Estados Unidos ha incrementado los aranceles luego de que se conociera que BYD (fabricante chino de autos eléctricos) superó a Tesla como líder del mercado mundial de esta rama.

Las medidas tomadas por la UE generan nuevas pugnas hacia dentro de la eurozona, ya que Alemania y Suecia poseen plantas de fabricación de autos eléctricos en China y Hungría ve peligrar la construcción de una fabrica de BYD en su territorio. Algunos analistas pronostican un futuro incierto sobre las repercusiones de estas medidas, ya que subirán el precio de los automóviles eléctricos chinos, pero se trasladarán a los vehículos de fabricación europea, profundizando así el estancamiento del sector, que no logra recuperar los ritmos prepandémicos.

Las iniciativas, en una economía signada por las guerras, tienden a profundizar enfrentamientos, que potencialmente pueden implicar rupturas y realineamientos políticos que desdibujen las actuales alianzas.

Migrantes

En la agenda de la cumbre está prevista una sesión especial que aborde la cuestión de las migraciones, a la que asistirán los mandatarios de Mauritania, Túnez, y Argelia. No será abordada en clave de crisis, sino muy por el contrario los gobiernos imperialistas buscaran llegar a acuerdo para que las personas que huyen de las guerras en África, Medio Oriente y Asia, no traspasen las fronteras europeas, creando así situaciones más criticas para los migrantes. Giorgia Meloni es una de las principales promotoras de esta política de “cooperación y respeto” (sic), ya que Italia se encuentra en una de las principales rutas hacia la Unión Europea. Meloni viene trabajando en esta línea de manera unilateral. A comienzos de 2024 ratificó el acuerdo al que la Comisión Europea arribó con Túnez. El mismo consiste en el desembolso al país africano de millones de euros para que el régimen tunecino impida que los migrantes crucen el Mediterráneo, como consecuencia de las políticas de devastación y guerra que son promovidas por el imperialismo en el continente. Por su parte, Biden pone limitaciones temporales de asilo en la frontera con México y acelera las deportaciones. Queda de manifiesto que el capital no tiene una salida progresiva a la crisis humanitaria de los migrantes por las guerras, la pobreza y el cambio climático.

Meloni contra el aborto

La premier Meloni quiere imponer una agenda oscurantista pidiendo cancelar una referencia al “derecho al aborto seguro y legal y a los cuidados posaborto”, que fue incluida en el documento final de la reunión del G7 realizada el año pasado en Hiroshima. Es acá donde cobra sentido la invitación (por primera vez un pontífice a la reunión del G7) al papa Francisco, camuflando su participación hablando sobre inteligencia artificial y la paz.

La iniciativa de Meloni va a contrapelo de las resoluciones del Parlamento Europeo, que en abril pasado aprobó una resolución que incluye el aborto legal y seguro entre los derechos fundamentales. Así, la posición de la jefa de estado de Italia abre un frente de conflicto con los restantes integrantes del G7. Francia, en abril pasado incluyo el derecho a la interrupción del embarazo en su Constitución Nacional. Siendo el primer país en incluir dicho derecho en su Carta Magna.

El posicionamiento ideológico de Meloni, una antiaborto declarada, choca con políticas de Estado en su propio país. En Italia, la interrupción voluntaria del embarazo está garantizada desde 1978, muchas veces obstaculizada por cuestiones burocráticas y la objeción de conciencia que alegan los médicos. La avanzada de Meloni dentro de sus fronteras contra el derecho al aborto quedo plasmada en la aprobación de una medida que permite la entrada de grupos provida en clínicas donde se practica la interrupción del embarazo.

Así Meloni tendrá que lidiar entre seguir su alineamiento, en relación a los grandes temas, que mostró desde que asumió en 2022 con las naciones integrantes del G7 o hacer prevalecer su posicionamiento ideológico sobre este punto, que en principio augura choques con Justin Trudeau, con quien ya habría tenido un enfrentamiento en Hiroshima en relación a los derechos de la comunidad LGTB.

¿Y Putin?

En respuesta a lo que se cocina en Italia, la Federación Rusa ha presentado este viernes su propio plan de acción, sujeto, a negociaciones con la OTAN. “Rusia hoy (viernes) hace otra propuesta de paz concreta y real, pero si Kiev y las capitales occidentales la rechazan como antes, en ultima instancia es su asunto, su responsabilidad política y moral de que continue el derramamiento de sangre”, sentenció Putin el viernes último, en medio de un empantanamiento de la guerra, el fracaso la “guerra relámpago” y la inviabilidad de la anexión de Ucrania, o de una parte del territorio. El ex KGB agregó: “No se trata de congelar el conflicto, sino de poner fin definitivamente”.

Las exigencias de Rusia para avanzar en las negociaciones de paz es el completo retiro de las tropas ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón. Las exigencias se extienden a Zelenski, para que este retroceda en su afán de unirse como miembro a la OTAN. Putin busca tomar aire de cara a la escalada belicista que ha hecho conocida los “democráticos” madatarios reunidos en el G7. En esta línea de razonamiento, Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, afirmó: “Francamente, no me importa si Occidente confía en nosotros. (…) No pedimos a occidente que confié en nosotros. La confianza no es algo que ilustre la posición occidental, las acciones occidentales, y hoy ha habido muchos ejemplos”, en referencia a las resoluciones del G7. Rusia busca con la propuesta de paz y el alto al fuego una fuga hacia adelante.

¿A que fue Milei al G7?

Luego de lograr un triunfo político con la aprobación de la Ley Bases, Milei se eyectó a Italia para participar como invitado de Meloni. La presencia del liberticida se entiende a partir de su alineamiento, desde el primer día de gobierno, con la OTAN e Israel en la masacre del sionismo en Gaza. La genuflexión del león ante el imperialismo ha tenido sus frutos: la Argentina ha sido incluida en el grupo de contacto sobre Asuntos de Defensa de Ucrania, grupo de “trabajo” formado dos meses después de la guerra de la OTAN en Ucrania, del que participan mas de 50 países y tiene como objetivo la asistencia a Ucrania en diferentes facetas. El ingreso de Argentina representa un peldaño más en su política de coloniaje y concreción de ayuda militar a Zelensky.

Para graficar esta política quien mejor que el ministro de defensa argentino, Luis “G.I. Joe” Petri: “Es un paso muy importante apoyar a Ucrania porque esto también muestra que Argentina está del lado de los buenos y profundiza su alineamiento con Estados Unidos y la OTAN”. A confesión de partes, relevo de pruebas.

Mientras el gobierno asesino de Milei sigue sin entregar los alimentos a los comedores populares, ya ha enviado 19 misiones humanitarias a Ucrania con 240 toneladas de alimento y remedios, mientras los jubilados, sobre todo, deben resignar la compra de medicamentos. Petri estuvo presente en la reunión del Grupo de Defensa de Ucrania, realizada en Suiza y mantuvo una reunión con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, en la que hablaron sobre la modernización de las Fuerzas Armadas argentinas y extasiado le agradeció el apoyo recibido por el país del norte en la compra a Dinamarca de los aviones F-16. Por último, Petri mostro su condición de vasallaje ante EE. UU y la OTAN en general, citando a John F. Kennedy: “Quienes buscan el poder montando en el lomo de un tigre terminan dentro de él”.

Por su parte Milei participará en la Conferencia de Paz a realizarse en Lucerna, Suiza, pero que no contará con la presencia de delegaciones chinas y rusas. En este sentido la tan mentada conferencia es un mascarón de proa de un apoyo a Ucrania y a las políticas belicistas de la OTAN.

Perspectivas

La cumbre del G7 en Italia ha servido a la OTAN y a EE. UU, en particular, para cerrar filas en un avance belicista, en principio contra Rusia, que traería aparejado un esparcimiento de la guerra mundial a otras latitudes. En este sentido la cumbre actuó como un tiro por elevación a Irán y China. Pero en un mundo atravesado por crisis, guerras y fuertes convulsiones políticas y sociales, con virajes vertiginosos, las iniciativas que tome el imperialismo tenderán a nuevas contradicciones, abriendo nuevos frentes de conflictos.

Una lucha consecuente contra la guerra mundial imperialista y el exterminio solo puede ser ejercida por la clase obrera internacional, teniendo un claro entendimiento de la coyuntura actual, en la que la derecha y el fascismo han ganado terreno a nivel internacional. Está planteada una agitación socialista y revolucionaria, que ponga un tope a la barbarie capitalista.

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