Escribe Christian Miguez - Miembro de la Comisión Interna Acindar Villa Constitución
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Tras 8 meses de discusión, y decenas de cuartos intermedios, los siderúrgicos tendrán a partir de junio un aumento del 121,16 % sobre la base salarial de noviembre 2023. La inflación, en estos meses fue del 126 %. De movida, la pérdida del salario es, de punta a punta, del 5 % sobre la inflación: en términos interanuales, la pérdida podría superar el 20 por ciento.
La paritaria se dirimió en la mesa de la Secretaría de Trabajo y no en las fábricas ni calles. El grupo Rocca apenas se movió menos de 4 puntos de su posición original para el periodo diciembre-marzo - un 84 %; En Acindar, para el mismo período, con medidas de fuerza, se acordó un 90,18 %, replicando la inflación.
Para las patronales -que fueron dando aumentos a cuenta durante todos estos meses- la cuestión central ya no era el devaluado salario de los siderúrgicos sino el inmenso dinero de cargas sociales que no ha pagado. Las últimas discusiones con la UOM se centraron en cuantos serian los meses de pago no remunerativo.
Este tipo de pagos no remunerativos se han transformado al día de hoy en el centro de un centenar de paritarias. Los montos no remunerativos son pagos que quedan desafectados de las cargas de la seguridad social, del cálculo de la indemnización por despido y, dependiendo del convenio, quedan también excluídas al hacerse la liquidación de aguinaldos, horas extras y vacaciones. Sin embargo, a los trabajadores no se los exime del pago de Ganancias sobre estas sumas. Además, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo estableció, el año pasado, que la base para calcular la alícuota de las Aseguradoras del Riesgo del Trabajo (ART) incluya tanto los montos remunerativos como los no remunerativos.
El acuerdo firmado establece claramente este reclamo de las grandes patronales: “dada la naturaleza y excepcionalidad, la asignación extraordinaria pactada tendrá carácter no remunerativo y no será contributiva a ningún efecto ni generará aportes y contribuciones a los sistemas de la seguridad social ni cuotas o contribuciones de ningún tipo”. Mientras ajustan a los jubilados, con el argumento de que ‘no hay plata’, las patronales le sacan ‘la plata’ a ANSES en los convenios colectivos.
El pago del aumento retrasado en una sola vez impacta en una alícuota mayor del impuesto a las ganancias de la cuarta categoría –un confiscatorio 35 por ciento-. Un perjuicio brutal para los siderúrgicos y ANSES.
El acuerdo vuelve a aplicar el IMGR (siglas de Ingreso Mínimo Global de Referencia) que, en palabras simples, es un mínimo que integra los premios al básico, inflando un ingreso que se cobra en la medida de que está atado a producción y presentismo. El IMGR ahora será de 800 000 pesos, cuando el valor de la canasta familiar llega a 1.300.000.
La paritaria de la UOM demuestra una estrategia premeditada de las direcciones de los sindicatos de bloquear cualquier lucha contra los ataques de las patronales y el gobierno, que derivan al arbitraje del Poder Judicial, que se toma el tiempo que le venga en gana, como ocurre con el DNU/70, que no ha sido llevado al voto de Diputados en más de ocho meses. La dilación sirve para tolerar las suspensiones y despidos, que se ejecutan en forma masiva sin excepción.
El desgaste que producen las “conciliaciones obligatorias” que se pactan en los ministerios y otras dilaciones, pueden ser superadas mediante la deliberación de los trabajadores en asambleas para defender la integridad de sus conquistas. Entre ellas, el reclamo de salarios minímos equivalentes al costo de la canasta familiar y, en cuanto las suspensiones y despidos, reivindicar el reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores sin afectar el salario, así como la apertura de los libros contables de las empresas para denunciar fraudes y malversaciones empresarias.