Escribe Jorge Altamira
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El escenario de una guerra generalizada en el Medio Oriente se encuentra enteramente desplegada. El asesinato del líder de Hamás, Isamil Haniyeh, en Teherán, a principios de mes, por un misil lanzado por Israel constituye una nueva declaración de guerra contra Irán, luego del bombardeo de la embajada iraní en Damasco, Siria, en abril pasado que resultó en un intercambio de misiles entre el Estado persa y el Estado sionista. Haniyeh era, nada menos, que el negociador, por parte de Hamás, de un acuerdo para la liberación de los rehenes israelíes detenidos en Gaza. Alí Khameini, el líder de Irán, ha prometido ejercer el derecho de represalia por la violación de la soberanía del país. “Hasta ahora, sin embargo, señalaba hace una semana el diario Haaretz, las Inteligencias israelí y americana no han podido determinar cómo y cuándo Irán y Hizbollah responderían a los dos asesinatos”– el segundo dirigente de esa milicia en Líbano.
En los días siguientes comenzó a circular la versión de que Irán desistiría de una represalia -o la postergaría sin fecha- a cambio de un acuerdo de cese del fuego en Gaza. Esta operación de propaganda fue validada por un editorial del Financial Times (7/8) que aseguraba que “un cese del fuego en Gaza es la única vía para parar el ingreso de la región en un ciclo de violencia”. Esa alternativa no tenía el menor sustento cuando se considera que el primer ministro de Israel ha rechazado cualquier opción que difiera del objetivo de la “victoria total” en la Franja, o sea el aniquilamiento de Hamás, que tiene pocas probabilidades de realización. La milicia palestina ha resistido por diez meses el bombardeo ininterrumpido de la población gazatí. Luego del reciente asesinato de 100 personas por el bombardeo a una escuela, en su mayoría mujeres y niños, el gabinete sionista ha adelantado la intención de continuar con el ataque a otras escuelas, en las que dice que se cobijarían centros de comandos de Hamás.
El ‘puente de plata’ tendido a las autoridades de Irán para que no respondan al ataque contra su territorio, fue siempre una simple estafa y se encuentra definitivamente dinamitado; ni el imperialismo ni el sionismo quieren un cese del fuego permanente en Gaza. Hace un par de horas, el Wall Street Journal ha informado que “Israel ha puesto a sus militares en alerta máxima y el Pentágono dijo que está enviando un submarino con misiles a la región y apurando el arribo de un segundo portaviones, ante las crecientes preocupaciones de una respuesta de Irán y Hizbollah a los asesinatos de sus líderes en Teherán y Beirut... Austin (el jefe del Pentágono) le dijo a Gallant (el ministro de Defensa de Israel) que ha ordenado al portaviones Abraham Lincoln, que está equipado con aviones de caza F-35C, apurar su marcha al Medio Oriente, donde se va a sumar al portaviones Theodoro Roosevelt, que se encuentra en la región”. Los blancos de un ataque conjunto de Israel y Estados Unidos están totalmente definidos: puertos y aeropuertos, la infraestructura energética y bases militares. Esto en cuanto a Irán; la población está abandonando Líbano ante la certeza de una amenaza de destrucción de Beirut. Una publicación militar norteamericana (militarywatchmagazine) ha adelantado el despliegue de los aviones de combate F-22 Raptor de quinta generación, que se encuentran en el Reino Unido hacia una locación indeterminada del Medio Oriente. Al mismo tiempo, la población del norte de Israel ha debido abandonar sus hogares como consecuencia de la guerra y la de Haifa, a 50 kilómetros, se entrena para pasar el día en refugios. Es la consecuencia de las acciones del Estado sionista y del propósito de erradicar al pueblo palestino de su territorio. No muy lejos de esta región, cuatro brigadas de élite del ejército de Ucrania han ocupado una amplia zona en la frontera con Rusia, en una operación combinada de infantería, artillería y electrónica comanda por la OTAN, que se encuentra bombardeando bases militares e infraestructuras rusas. El imperialismo mundial está completando el escenario de la tercera guerra mundial en condiciones catastróficas incomparables con las anteriores. Apunta, en principio, a un cambio generalizado de regímenes políticos a nivel mundial.
Todo esto tiene lugar mientras el Estado sionista desarrolla un nuevo tipo de guerra al interior del país mediante la aplicación de la tortura, vejámenes, violaciones sexuales e incluso amputaciones aplicadas en cárceles y sedes militares. Lo denuncia una organización israelí de derechos humanos -Betselem- que ha sido confirmado a su modo por el ejército de Israel, al iniciar un juicio en tribunales militares a siete reservistas. A la masacre y el genocidio en Gaza se añaden los campos de concentración. Se ha creado una situación sin retorno para el régimen sionista, que no podría tolerar el sistema de alternancia en el gobierno que caracteriza a las democracias capitalistas. En forma paralela, continúa, con apoyo militar y judicial, la expulsión de la población palestina de la Cisjordania ocupada. El sionismo está ofreciendo su versión contrarrevolucionaria de la consigna “del río hasta el mar”, con el apoyo inquebrantable del imperialismo mundial.
La amenaza a la humanidad toda se encuentra desplegada en toda su dimensión. Este siniestro ‘cambio de época’ plantea como nunca la revolución socialista mundial.