Larreta recula parcialmente para bloquear con la burocracia médica la huelga nacional de residentes, concurrentes y personal de Salud

Escribe Julián Asiner

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El día lunes Larreta y las burocracias de Médicos Municipales, Sutecba y Federación de Profesionales arribaron a un acuerdo con el propósito de levantar la huelga indefinida de RyC de CABA y evitar que se extienda a todo el país.

El mismo lunes, miles de residentes y concurrentes se preparaban para protagonizar una multitudinaria “marcha de las luces” que copó la noche porteña. La marcha recibió el apoyo entusiasta de profesionales de planta autoconvocados y de la población, que salió a aplaudir a los balcones y se integró a las columnas con familias enteras. El acuerdo llegó cuando se desarrollaba la tendencia a una huelga general de la Salud, que comenzaba a cobrar forma con los paros de residentes de provincias como Buenos Aires, Córdoba, Chaco, La Pampa o Santa Fe y un paro nacional convocado para el jueves 17. El movimiento caló tan profundo que llegó hasta los hospitales militares, donde la organización gremial constituye un delito de motín.

Sin detalles de lo firmado, la asamblea del lunes votó prolongar el paro, exigir precisiones al gobierno y a los gremios y una respuesta a los reclamos de las concurrencias, no contemplados en el acuerdo. En el día de ayer, tras evaluar como una conquista el aumento que llevó el piso salarial de un residente de primer año a los 200.000 pesos, la asamblea resolvió, luego de tres semanas de paros y una huelga indefinida, adoptar un nuevo plan de lucha por las demandas pendientes. Mañana habrá un cese de actividades para movilizar conjuntamente con el Posadas, el Garrahan y los residentes de la provincia. Se repetirá el miércoles 23, cuando está prevista la “mesa técnica” con el gobierno para abordar los reclamos de las concurrencias. También se votó anticipar esa jornada con una nueva marcha nocturna para el martes 22. La huelga indefinida fue interrumpida, la lucha sigue.

Las conquistas de una huelga indefinida

La Asamblea de residentes y concurrentes de CABA, que es un movimiento autoconvocado, logró, en tiempo récord, reabrir una paritaria cerrada por la burocracia hacía tan solo un mes. Para ello, apeló a una huelga indefinida que duró 21 días. En 2019, había triunfado con una huelga por tiempo indeterminado contra el desenganche con la paritaria de la planta profesional que había votado la Legislatura. La memoria de esa gesta del 2019 operó en el presente como un gran impulso a la acción. La lucha actual culmina con un compromiso transitorio. Desde aquella fecha a la actualidad, con cuarentena incluida, esa paritaria implicó una caída constante del salario, tanto para las residencias como para profesionales de planta, con módicas cuotas muy por detrás de la inflación.

En el caso del presente acuerdo, el salario pactado se encuentra lejos, en varios puntos, de los reclamos que venía formulando el movimiento. En lugar de los 250.000 de salario inicial retroactivo a octubre, como exigían las asambleas en sintonía con el costo real de la canasta familiar de CABA, la burocracia firmó 200.000 para noviembre, es decir, con un mes más de inflación a cuestas. Aun así, el cargo de residente de primer año (R1) tendrá un aumento anual del 143 %, muy por encima del 99 % general de la paritaria. Este aumento contrasta con lo obtenido por la burocracia en la paritaria reciente, pero el gobierno necesitaba poner fin a la huelga indefinida, Para evitar que un recién ingresante termine cobrando más que un profesional de planta, el gobierno debió elevar el plus por ingreso a carrera en un 270 %. Sin embargo, estos pisos superiores no se traducen al resto de los años y categorías, lo cual provoca un achatamiento de la pirámide salarial. La diferencia entre un R1 y un instructor de residentes se reduce al 6 %, en lugar del 40 % que establece la ordenanza vigente.

Otro factor a considerar en el caso de las residencias es que para llegar a los 200.000 de piso en el sueldo de noviembre se adelantó un aumento ya establecido para diciembre. Es decir que el sueldo de diciembre será igual al de noviembre, a pesar de una inflación mensual del 7 %. La burocracia festeja el 99 %, pero la inflación va a ser superior a eso, por lo que debió fijarse una nueva cláusula de revisión en enero. En el caso de Sutecba, logró sacar de la negociación una partida de mil millones para el rescate de ObSBA, que apunta a tapar el monumental vaciamiento de carácter delictivo operado por la burocracia en complicidad con los interventores del larretismo.

Conclusiones

Como denunciamos desde estas páginas, el gobierno y la burocracia desplegaron un verdadero operativo de Estado para ahogar la huelga de residentes y concurrentes. Existía un temor real de que la huelga indefinida de CABA se transformara en una huelga general de la salud. La marcha del 8 de noviembre pasado, convocada por los sindicatos que firmaron este acuerdo, fue una maniobra para copar las mesas de negociación con el gobierno y disputar la dirección del movimiento. En su lugar, las burocracias anudaron un acuerdo que está muy por detrás de lo que podían haber logrado las fuerzas que había desplegado el movimiento y de las reservas de lucha que se manifestaron en las últimas movilizaciones y en el plan de lucha resuelto para la semana próxima. En las horas previas al acuerdo, la burocracia desplegó toda su artillería a nivel de los hospitales, para apretar y dividir a las residencias desde las jefaturas de los servicios. De esta manera, se aseguraba que el movimiento no tuviera la fortaleza para rechazar el acuerdo y seguir por más. El movimiento sindical ha asistido a una vigorosa disputa por la dirección entre los delegados electos en asambleas, de un lado, y las burocracias, del otro. Esta disputa marcará el período próximo y de la victoria política de las autoconvocatorias sobre la burocracia dependerá el destino social de los trabajadores,. La usurpación de la dirección de la lucha, por parte de la burocracia, marcó todo el llamado período sesentista y sirvió a la victoria del golpe militar. Esto sigue ocurriendo.

Las maniobras de la burocracia contaron con el apoyo permanente de La Cámpora y el kirchnerismo, que desde el minuto uno se propusieron cerrar la grieta que se había abierto entre el movimiento autoconvocado y las direcciones de los sindicatos. Contaron para esta política con la condescendencia del FIT-U, que calificó como una “victoria histórica” la maniobra de Médicos Municipales, Sutecba y Federación de Profesionales, para usurpar la dirección del movimiento. Luego no vaciló en apoyar el acuerdo sellado a espaldas de las asambleas, a las que destituyó políticamente. Luego de mediar para Quirós ofreciendo un “plus” muy similar a lo finalmente firmado, Solano, del PO oficial, afirmó por sus redes que la asamblea de residentes y concurrentes votaba “a favor de la propuesta salarial”, algo que no había ocurrido; un operativo de desinformación contra los trabajadores.

Una nueva camada de activistas atravesó esta experiencia extraordinaria de lucha. El saldo organizativo inmenso que deja esta primera etapa del conflicto, consolidado en sus asambleas, delegados y comisiones, tendrá que ser puesto en juego en un plano inmediato en la lucha por los derechos laborales para las concurrencias, para las cuales no hubo ninguna oferta, y frente al aumento imparable de la carestía, de salir a pelear por el salario. No sólo los salarios siguen en la agenda, sino todo el régimen laboral de la totalidad del personal de Salud, ante la brutal flexibilización del trabajo de atención sanitaria. Entra en el candelero aquí la salud privada, que negocia un socio de las patronales, Héctor Daer.

En un plano más general, el movimiento nutre con su recorrido, sus métodos y enseñanzas la experiencia de la clase obrera argentina, que busca abrir paso a sus reivindicaciones vitales frente al derrumbe del régimen social vigente, la descomposición de los partidos patronales y la complicidad de la burocracia sindical integrada al Estado.

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