América Latina, otro escenario de la guerra imperialista

Escribe Jacyn

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El Comando Sur de Estados Unidos ha lanzado una campaña para que los países latinoamericanos que cuentan con material ruso en sus arsenales lo envíen a Ucrania y lo reemplacen por suministros norteamericanos. El planteo fue rechazado, hasta ahora, por Brasil, Colombia y Argentina. Por su parte, Ecuador, Uruguay y el convulsionado Perú no se expidieron, pero tampoco manifestaron entusiasmo. Finalmente, los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que completan la lista, mantienen lazos políticos y de solidaridad con Moscú. Las fuerzas armadas de estos nueve países cuentan desde cazas y aviones de ataque, pasando por helicópteros, artillería, vehículos blindados, armamento ligero y munición de origen ruso.

A lo largo de estos años, Rusia se ha posicionado como proveedor de armamento en América Latina, disputando con otros vendedores mundiales como Estados Unidos, China o Francia. “El componente militar [de las actividades comerciales de Rusia] ha representado una amenaza en el ´patio trasero´ norteamericano y sus intereses particulares” (zona-militar.com, 6/5/22). El estallido de la guerra imperialista en Ucrania puso una pausa a negociaciones y proyectos en curso, obligando a los países de la región a diversificar sus proveedores. “Las sanciones (a Rusia) están funcionando porque están teniendo problemas para obtener repuestos y similares para mantener sus sistemas de armas operativos”, afirmó la general Laura Richardson, a cargo del Comando Sur de los Estados Unidos (zona-militar.com, 20/1).

El interés yanqui en recuperar armamento ruso, aunque sea obsoleto, se debe a que condice con el material bélico que las fuerzas armadas ucranianas manejan desde la época de la Unión Soviética. Sus oficiales están entrenados en su uso. En cambio, la entrada en combate de los tanques alemanes Leopard 2 se verá demorada varios meses, fundamentalmente, por el tiempo que demanda la capacitación de los soldados. Por su parte, el gobierno de Brasil habría rechazado una solicitud de Alemania para suministrar diversos tipos de municiones empleadas por los tanques Leopard 1A5BR en manos de las Fuerzas Armadas de Brasil, de origen germano.

La iniciativa de este ´enroque armamentístico´ fue lanzada por la misma Richardson en el ámbito del “Commander Series”, el foro que realiza el think tank ´Atlantic Council´. Debe enmarcarse en la disputa del imperialismo yanqui con Rusia y China por la ´influencia´ regional, cada vez más exacerbada. Richardson, precisamente, “hizo hincapié sobre la importancia de la región, así como los avances que han realizado China y Rusia en distintos ámbitos” (id). La presión yanqui es cada vez más intensa, pero los intereses comerciales que enlazan a las burguesías latinoamericanas con Rusia y China son muy robustos. El imperialismo pretende recuperar el terreno perdido. En la estrategia de Seguridad Nacional de 2022, el gobierno Biden dio prioridad a China e identificó a Rusia como “un desafío importante, pero localizado”. “El adversario número dos de Estados Unidos en la región es Rusia”, definió Richardson (Infobae, 26/1).

Uno de los mercados involucrados en esa disputa es el de los fertilizantes empleados por el agronegocio en Brasil, los cuales en gran medida son importados de Rusia, principal productor a nivel mundial. Aún hoy, incluso después de las sanciones y a pesar de que Brasil importó un volumen menor en el año 2022, el balance comercial es favorable a Moscú entre ambas naciones.

Por otra parte, 21 de los 31 países de la región han adherido a la “Nueva Ruta de la Seda”, una estrategia de desarrollo de infraestructura global lanzada por Beijing. China se ha convertido en el principal ´socio comercial´ de América Latina, desplazando a los norteamericanos, aunque estos, en la mayoría de los casos, mantienen su primacía en términos de inversión directa. “El coloso asiático invierte en infraestructuras críticas, advirtió Richardson, como puertos de aguas profundas, el espacio o las telecomunicaciones, con las redes 5G y la multinacional Huawei” (Infobae, 26/1).

En la reunión de la Celac, celebrada hace pocos días en Buenos Aires, los presidentes latinoamericanos declararon al subcontinente “tierra de paz”. Como reservorio de alimentos, minerales y energía, las burguesías locales y sus mandaderos se ilusionan con las ´oportunidades´ que ofrece la masacre de la guerra, bajo la máscara de una política de ´no intervención´. La neutralidad de negocios, que por ahora las burguesías continentales logran mantener a salvo, choca con el agravamiento de la guerra internacional.

Se encuentra en desarrollo una monumental puja por el subcontinente, que reforzará los choques y crisis políticas presentes. Ningún país puede sustraerse a la guerra mundial en curso.

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