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El adelantamiento electoral en un conjunto de provincias ha sido un nuevo escenario de tires y aflojes al interior del Frente de Izquierda Unidad. La disputa de aparato sustituye el debate político –en este caso, de un programa para las elecciones -.
La inscripción formal del FITU en la Justicia Electoral de Neuquén, para las elecciones provinciales y municipales del 16 de abril, no ha sido óbice para una fumata de paz. El FIT-U se postula como “una alternativa ante los partidos patronales responsables del saqueo, la pobreza y la entrega”. La alternativa en cuestión no cree necesario ofrecer una caracterización de la crisis política en curso, ni un programa. En un “plenario abierto” realizado días atrás, en lugar del programa, “se discutió y resolvió una campaña política, refrendando las posiciones de paridad en las rotaciones de las bancas”. El plenario reivindicó “el papel jugado por nuestro partido en la lucha de clases”, no el del FITU – lo cual descalifica la alianza que han tejido los ‘revolucionarios’. Esa condición no revolucionaria, el PTS la debería pagar con concesiones en el tiempo de ejercicio de los mandatos. El PO oficial llama a votar por un Frente que “no lucha”. En los primeros tiempos del FIT U, este discurso auto proclamatorio era monopolio del PTS. El planteo del Nuevo Mas de incorporarse al FIT-U, algo que rechazaba hasta el día de ayer, fue rechazado por el frente sin explicaciones políticas.
En otras elecciones adelantadas, como Mendoza, parece repetirse el panorama neuquino. El PO oficial anuncia un plenario abierto de 600 delegados, que ha proclamado candidatos provinciales. Al igual que en Neuquén, se desconoce cualquier deliberación o conclusiones en torno de un programa. Naturalmente, no nos estamos refiriendo a denuncias o consignas aisladas; una campaña electoral exige la presentación de un programa. El plenario en cuestión es muy significativo, porque confiere a una asamblea movimientista (esencialmente el Polo Obrero), en lugar del partido político, la designación de candidatos. “El movimiento popular con banderas socialistas”, aprobado en un Congreso del PO oficial, toma la forma de la liquidación del partido.
La cuestión del “programa” –es decir, de la caracterización de la crisis, sus perspectivas y sus tareas- es la línea política de delimitación con los partidos patronales. No los que “luchan” contra los que no “luchan”; el kirchnerismo, por ejemplo, reivindica, en el juicio a la Corte, su “lucha” contra el 2x1. El programa es el arma insustituible de una lucha política.
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