Escribe El Be
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Luego de desatado el Rodrigazo y durante el transcurso la huelga general, las organizaciones guerrilleras como el ERP plantearon la formación de un gobierno de unidad con el peronismo no lopezreguista o, alternativamente, un “frente patriótico y democrático” con la burguesía opositora. El Partido Comunista abandonó las coordinadoras interfabriles con la posición de que “no queremos el fracaso del gobierno”, mientras propugnaba, en forma simultánea, la formación de “un gobierno-cívico militar”.
En el caso del morenismo (en ese entonces PST) se integró al resucitado “Bloque de los 9” con toda la oposición burguesa, que se había formado un año antes, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón. Al entonces llamado “bloque de los 8”, se sumó el partido Auténtico, la organización con la que Montoneros pretendía participar en las elecciones de 1977 o en el caso de una elección adelantada.
Mientras el gobierno de Isabel reprimía en forma feroz la huelga de la UOM de Villa Constitución, militarizaba la cuenca industrial del Paraná y hacía los preparativos para el Rodrigazo, el PC, el PCR y el PST emitían pronunciamientos contra los golpes de estado, sin nunca identificar a los candidatos a dar el golpe. Esta orientación, sostenía entonces Política Obrera, “oculta el auto-golpe de Isabel y el Ejército, contra los trabajadores, que se hará dentro de la 'Constitución'”, como se comprobó enseguida con la militarización de Tucumán. Mientras el Partido Comunista llamaba a una salida “constitucional” que surja del acuerdo de “todos los partidos, partidarios del diálogo, la CGT, la CGE, las Fuerzas Armadas, instituciones religiosas”, etc.; el PST saludaba “a la dirección sindical [la burocracia de las 62 Organizaciones] por haber marcado correctamente que el enemigo son los golpes de estado” y que “la situación política ha entrado en un trance en que puede producirse un golpe de estado”; el PCR planteaba luchar “junto al pueblo peronista en defensa del gobierno de Isabel contra las conjuras imperialista”.
Es en medio de la huelga general resucita el “bloque de los 9”, como mecanismo para erigir una variante de recambio de la burguesía frente al tambaleo del gobierno de Isabel. La declaración del “bloque de los 9”, con la firma, repetimos, del PC y el PST, sostenía que “el ordenamiento de la Nación debe regirse por la Constitución Nacional y por las leyes que en consecuencia se dicten; que la república debe gobernarse conforme a las instituciones que la historia y la lucha de nuestro pueblo han puesto en vigencia”. Es decir, frente a la necesidad objetiva de desarrollar un poder obrero, como planteaba objetivamente la huelga general de masas, el trío de izquierda defendía el Estado. En ese marco, el PST planteó la renuncia de Isabel y la elección de un representante de la burocracia sindical en el Congreso como presidente del Senado para actuar como presidente interino. Política Obrera sostuvo, en cambio, que “la defensa de la institucionalización es exactamente lo contrario de las libertades democráticas. El retroceso sufrido por las libertades fue impuesto por Perón en forma estrictamente institucional” (PO, 30/04/74). En el apogeo de la huelga, PO destacaba la emergencia de una situación revolucionaria y alertaba contra “el auto-golpe de Isabel-López Rega”; planteó entonces la necesidad de “la huelga general centralizada con ocupaciones de fábricas” (Nº 235, 04/07/75).
Como se explica en artículo aparte, Política Obrera abrió el capítulo de la cuenta regresiva del golpe a partir del compromiso alcanzado por la CGT con el gobierno peronista, que desarmó a la clase obrera, incluso inició un periodo de reflujo. Advertidas de la profundidad de la crisis por la huelga general de más de un mes, las Fuerzas Armadas concluyeron que la experiencia del retorno de Perón había concluido, y que era necesario aprovechar el desarme político de la clase obrera, para encabezar una salida de conjunto, o sea golpista. El PST llegó a otra conclusión – que había que prepararse para las elecciones adelantadas, a diferencia del PC, que propugnaba un gobierno cívico-militar, y del PCR, que defendía al gobierno de Isabel como una línea de defensa contra “el imperialismo ruso”. En conformidad con esta posición, caracterizó al 24 de Marzo, como “un golpe ruso”.
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