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Los primeros datos arrojados ante la puesta en marcha del presupuesto 2024 dan cuenta del brutal ataque hacia las partidas presupuestarias destinadas a la educación pública. El puntapié ha sido que todas ellas son las mismas del año 2023 y no se han ajustado por inflación. En Buenos Aires, por ejemplo, el gobernador Kicillof, dio marcha atrás con la implementación de las jornadas extendidas en al menos 60 escuelas.
Las partidas para financiar infraestructura y equipamiento escolar cayeron en un 98,9 %. Esto mientras varias instituciones educativas deben cerrar sus puertas los días de temporal por riesgo de inundaciones y accidentes eléctricos.
El ‘Conectar Igualdad’ con el cual se han financiado netbooks y acceso a internet, se desplomó un 83,1 %. Las becas para estudiantes de todos los niveles son bajas, del 45,9 % -la única actualizada ha sido la beca Progresar-.
Frente a esta situación, el miércoles 10, en el marco del paro de la docencia universitaria, se desenvolvieron clases públicas en varias Facultades de la UBA. La universidad se encuentra atravesada por un cuadro de movilización en alza mientras que el gobierno libertario se dispone a pulverizar la educación pública.
El congelamiento de las partidas presupuestarias, los cierres de carreras en profesorados de CABA, el anuncio de la UNICABA en 2018, todo apunta a la liquidación de los profesorados.
La voluntad de liquidar los terciarios ha sido manifiesta también por Milei, quien acusó a los profesorados de ser centros ideológicos marxistas en distintas oportunidades.
Mientras tanto los terciarios de nuestra provincia, en su mayoría, no cuentan con edificio propio, tienen serias limitaciones en su infraestructura, no poseen los medios para costear necesidades esenciales lo que los lleva a depender de la cooperadora.
A todo esto, hay que sumar el tarifazo en el transporte que pone en riesgo el acceso a la educación por parte de amplias capas de estudiantes.
Este atropello contra los terciarios es indisociable de la situación laboral docente. La quita de contenido en los planes de estudio y su reemplazo por “herramientas” para facilitar los contenidos a los estudiantes son una verdadera contrarrevolución educativa que destruye el rol docente y quiebra la formación educativa en favor del aprendizaje de herramientas y habilidades blandas para el mercado laboral, una exigencia patronal que favorece la precarización laboral. Preparan a los jóvenes para empleos mal pagos y sin derechos laborales.
Además, este ajuste se ve reflejado en una creciente falta de concursos, como puede verse en el profesorado con las materias sin cubrir y la falta de propuestas horarias.
Junto a esto, el gobierno ha declarado una guerra abierta contra la docencia al eliminar el Fondo de Incentivo Docente y la paritaria nacional.
Es claro que todo esto no sería posible sin la complicidad de las burocracias sindicales que se han limitado a convocar paros aislados y bloquear toda lucha docente que apunte contra los gobernadores.
Dos meses después del inicio de clases se convoca para el 23 de abril una Marcha Federal que por ahora es sin paro.
Los estudiantes debemos autoconvocarnos, impulsar clases públicas, cortes de calle, solamente así derrotaremos a los ajustadores. Desde la juventud de Política Obrera planteamos la necesidad de asistir a la movilización federal masivamente todos los estudiantes de instituciones de formación docente para denunciar este estado de cosas y reclamar los fondos necesarios para llevar adelante nuestras carreras.