Escribe Nicolás Morel
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Con un 39 % en Centro y un 36 % en Consejo, El Colectivo (La Mella, La Cámpora, Aluvión y otros) mantiene la conducción del CEFyL y la mayoría de la representación estudiantil. Izquierda al Frente (FIT-U) mantuvo un 31 % en la elección de Centro, seguido por el FEI (UCR), con 14 %, el ¡Ya Basta! (Nuevo Más) con 9 % y Sur con 2,15 %. La Lista 1 de Política Obrera sacó el 1,4 % para Centro y el 2,4 % para Consejo.
La elección ocurrió a pocas semanas de iniciado el cuatrimestre, el cual comenzó con una contundente huelga docente a nivel nacional, en respuesta a la clausura de la paritaria, y con la profundización del cuadro de ahogo presupuestario que atraviesan las facultades. En Puán -sede de la Facultad- se sucedieron asambleas y acciones estudiantiles en apoyo al reclamo docente.
Para la elección de Consejo, de carácter obligatorio, votaron 7.740 estudiantes. En la de CEFyL, de carácter no obligatorio, 6.500.
El Colectivo obtuvo alrededor del 40 % de los votos. Sumó 7 puntos respecto de la elección anterior, con la incorporación al frente de otra agrupación del kirchnerismo (Aquelarre - Frente Patria Grande). El FIT-U mantuvo el segundo lugar, sin modificar su caudal electoral. Los aparatos invirtieron fuertes sumas en esta elección, la más disputada de la UBA.
Las elecciones se desarrollaron a espaldas del conflicto universitario e, incluso, de la misma lucha docente, en torno a la cual fue convocado un paro durante el anteúltimo día de los comicios. Estuvo ausente de las plataformas de las agrupaciones el debate respecto a qué estrategia debe desarrollar el movimiento estudiantil para derrotar al gobierno. Es destacable la coincidencia de todas las fuerzas presentes en la elección (PJ/Kirchnerismo, FEI/Franja Morada y FITU) respecto de encauzar la lucha universitaria detrás de la Ley de Financiamiento Universitario. Su media sanción en Diputados ha sido utilizada como excusa por las autoridades y las direccines docentes y estudiantiles para llevar a un impasse a la huelga de la docencia que se desarrolló durante las primeras semanas del cuatrimestre.
En el caso de El Colectivo, su campaña se ha centrado en ofrecer “servicios” financiados por el Centro de Estudiantes. No ha evitado reconocer su subordinación a las autoridades de la Facultad y al Decano Manetti, responsable del recorte horario, del avance de contrarreformas en las carreras de Filosofía e Historia durante el último año y del avance de los cursos arancelados, que hoy en día hacen a casi la totalidad de los fondos de los que dispone Filosofía y Letras. La idea de que Manetti es un “aliado” en la lucha contra el gobierno ha sido apuntalada desde el propio CEFyL, el cual se ha limitado, durante el desarrollo del año, a convocar a los actos y charlas que fueron realizadas desde el Decanato, y busca obturar el rol protagónico de este último en el vaciamiento de la Facultad. Han sido un actor importante en mantener la “gobernabilidad” en las aulas, bloqueando la convocatoria a asambleas estudiantiles y a la Comisión Directiva del Centro incluso en el punto álgido de la huelga docente. Como consecuencia, han acompañado el impasse al que el Rectorado ha llevado a la lucha universitaria. Como moneda de cambio, varios miembros del CEFyL han sido convertidos en funcionarios del Decanato de la Facultad durante el último periodo.
Como es de esperarse, las autoridades saludaron el triunfo de El Colectivo, bajo el planteo de que el Centro se mantiene bajo la influencia “nacional y popular”.
La izquierda del FIT-U no ha sido capaz de desarrollarse en esta elección. La política de emplazamiento a La Cámpora -” que el Centro de estudiantes se ponga a la cabeza de la lucha”- no ha dado ningún progreso. Su política es la defensa de los “planes de lucha” acordados con el kirchnerismo y la gestión de la facultad en torno a la “Mesa Intergremial” conformada por las direcciones de los gremios docentes y el Decano. Han celebrado y presentado como una victoria el “aumento” de gastos de funcionamiento ordenado por Milei luego de la marcha del 23 de abril, el cual, además, finalmente nunca fue ejecutado. En carreras como Filosofía han defendido e incluso formado parte de la elaboración de las contrarreformas de la carrera que impulsa la gestión. Llegado el momento de las elecciones, su campaña giró en torno a la necesidad de recuperar un “centro de estudiantes de izquierda” (PTS) o uno “que se la pique a Milei” (PO).
Nuestra corriente, Político Obrera, participó por primera vez con lista propia de las elecciones de Centro de Estudiantes y Consejo. Frente a lo que caracterizamos como una estrategia para la derrota enarbolada por el conjunto del arco político de la Universidad en torno a la Ley de Financiamiento Universitario y de la subordinación de la dirección de la lucha educativa a las autoridades comprometidas con un rumbo vaciador de la Facultad, impulsamos un voto por una lucha de conjunto contra el gobierno, el impulso de las autoconvocatorias y del apoyo estudiantil a la huelga docente. Recogimos el apoyo de 100 compañeros y compañeras para Centro de estudiantes y 180 para Consejo, en donde destacan activistas de Historia, Letras y el CBC. Se presenta el desafío, luego de esta campaña, de consolidar una corriente socialista dentro de la Facultad.