Palestina, la guerra de exterminio no ha terminado

Escribe Jorge Altamira

El “cese del fuego” no impide la reanudación de la masacre.

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El récord de asesinatos perpetrado por las fuerzas armadas sionistas apenas se conoció que el domingo 19 entraría en vigencia un cese del fuego en Gaza, habla más acerca del acuerdo alcanzado que lo que establecen sus diversas fases y cláusulas, que van también en la misma dirección. Cerca de cien civiles, en especial niños y mujeres, fueron asesinados, por día, el miércoles y jueves pasados.

Existe una cierta certeza de que la primera etapa de lo convenido en Doha, Qatar, podría transcurrir de acuerdo a lo previsto, con un interrupción de hostilidades, mientras se procede al intercambio de una primera tanda de rehenes retenidos por Hamás y un número indeterminado de palestinos que se pudren en las cárceles del estado sionista, incluso sin trámite judicial, en “la única democracia” de la región. El ejército opresor se retiraría de las zonas ocupadas en el norte de la Franja para replegarse en las fronteras adentro de Gaza y permanecer en la línea de demarcación con Egipto, conocido como “el corredor de Filadelfia”. La segunda fase es diferente; Israel aprovecharía los desacuerdos para reanudar las acciones militares. El pretexto para el caso sería la exigencia de que se mantenga la ocupación sionista de ese corredor y, más en general, en la administración política de la Franja. Es indudable, sin embargo, que la obtención de un cese del fuego en una guerra de exterminio es siempre una victoria de las víctimas y de sus organizaciones. Es la guerra de exterminio la que lleva a Hamás a adherir a un cese del fuego con final incierto, o sea de guerra renovada. Después de 15 meses de una guerra librada, por parte del sionismo, con los métodos más modernos de matanza, incluida la Inteligencia Artificial como campo de pruebas, Hamas sigue en pie, su red de túneles parcialmente en funciones y, lo más importante, con el apoyo de la población, que la reconoce como organización de resistencia. La prensa internacional y la sionista-israelí no disputan estas evidencias

El establecimiento de este cese del fuego ultra precario es una expresión del impasse alcanzado por esta guerra de exterminio. Es lo que advirtió la camarilla de Donald Trump como un peligro político para el inicio de su mandato, e incluso como una zancadilla del gobierno saliente, que responde a los intereses de la burguesía “globalizante”, que armó en gran escala a Israel, mientras declaraba sus intenciones de ‘paz’. De ahí que Trump amenazara con “crear un infierno”, en especial contra Hamas, si no se alcanzaba el cese del fuego antes de la inauguración. Aunque los ‘éxitos’ de los servicios de seguridad del sionismo contra los principales líderes de Hamás y contra Hizbollah en su conjunto, y la ulterior ocupación de Siria por parte de Turquía, Estados Unidos y también Israel, alejaron ostensiblemente los peligros que hubiera podido entrañar una negociación con Hamás en la condiciones precedentes, este enorme giro político de los acontecimientos han extendido las condiciones para una guerra regional. Siria, por de pronto, sigue descuartizada ente potencias internacionales con intereses en conflicto (Turquía, Israel, EEUU). Las fantasías ‘sub-imperialistas’ que estos éxitos sembraron en la banda fascista que gobierna Israel se habían extendido desde una expulsión masiva de palestinos de su territorio histórico, a la apropiación de una parte de Líbano y Siria. En este escenario, el objetivo estratégico del primer mandato de Trump -un acuerdo de estado entre Arabia Saudita e Israel- no tendría posibilidades de realización. Las aspiraciones de Trump al monopolio del suministro de combustible, petróleo y gas, un arma contra Rusia, es inviable sin el acuerdo con la monarquía saudí. Trump no demorará en presentar sus exigencias para el conjunto de la región.

El cese del fuego en Gaza ha pasado a ser una parte de un realineamiento político de conjunto comandado por el imperialismo norteamericano, que afectará a China y a Rusia (o procurará meter una cuña entre Rusia y China) y por lo tanto a la guerra en Ucrania. La guerra en Ucrania se ha convertido en una guerra en Europa y en Rusia, y no es sólo militar. La guerra en Ucrania ha entrado también en un impasse para toda Europa; su expresión más ostensible reside en que no ofrece, luego de tres años, un final a la vista. El capital internacional desea aquí también algún tipo de ‘acuerdo’, para ‘poner en valor’ la apropiación de riquezas que ha conseguido desde el comienzo de la guerra, en tierras y activos extractivos, luego del golpe de febrero de 2014 y la ocupación de Ucrania por parte de Rusia.

Sin embargo, las contradicciones insuperables que encierran estas tentativas o diseños ‘acuerdistas’ preparan el terreno para guerras mayores. Netanyahu y el gabinete de guerra de Israel intentarán convertir el cese del fuego en una ocupación permanente de Gaza, con el argumento de que no existe otra alternativa de gobierno posible y de que un armado de “dos estados” es un espejismo que prolongará la crisis por tiempo indefinido. Lo mismo vale para una ‘tregua’ en Ucrania, mientras parte de Rusia se encuentra ocupada militarmente. En definitiva, la guerra imperialista no ha terminado.

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