Sobre los vetos del aparato del PO en la Multicolor del SUTEBA

Escribe Emiliano Fabris

Frente a las recientes asambleas ordinarias del SUTEBA.

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Hacia lo que fueron las asambleas ordinarias del SUTEBA, nuestra corriente fue censurada de participar de las listas que presentó la Multicolor para las juntas electorales seccionales para las elecciones sindicales del 2026.

Este veto se desarrolló en las reuniones con agrupamientos docentes que se referencian en la Multicolor de las que participamos, mayormente integradas por el FITU y otros como el Encuentro Colectivo (conducción del SUTEBA Bahía Blanca), en vísperas a las asambleas. Allí se abordó con exclusividad precisamente la cuestión de las juntas electorales que, en nuestro entendimiento, debía integrarse en común por todas las corrientes opositoras con presencia en el distrito para enfrentar las maniobras fraudulentas de la burocracia Celeste en el proceso electoral.

Abordado el tema, el aparato del PO encabezó la extorsión de que, para integrar esas juntas electorales, debíamos retirar nuestra política gremial y votar la que presentaría la “Multicolor”, que no había sido publicada hasta ese momento y tampoco lo haría hasta unas horas antes de las asambleas, a posteriori incluso de la publicada por La Celeste. En las asambleas, sin embargo, los puntos son abordados separadamente y con razón. La votación referida a la política gremial es eminentemente política, porque se esbozan caracterizaciones y perspectivas sobre la situación política, internacional, el rol de la burocracia, las estrategias y métodos para luchar. Con las limitaciones insalvables impuestas por la burocracia Celeste, es la oportunidad de presentar una agenda estratégica al activismo docente en un cuadro de ofensivas salariales, laborales y educativas. Las seccionales de la Multicolor no llevan adelante, desde hace un largo tiempo, una campaña en torno a este punto sobre el activismo docente. Cuando consultamos sobre el contenido de dicha política gremial sobre la cual se pretendía impugnar nuestra participación en una junta electoral, se nos respondió literalmente que “no tenía importancia”. Es decir, había que votar ciegamente por un documento político, que no discutió ninguna agrupación ni docente como muestra de “fidelidad” a la Multicolor.

Desde hace un tiempo, nuestra corriente ha propuesto una política gremial propia en estas asambleas, a raíz de las divergencias precisamente estratégicas que se han manifestado con las principales corrientes de la Multicolor, encabezadas por la oposición entre la lucha por una huelga general y autoconvocatorias para la docencia, contraria a las repetidas ‘exigencias’ a Baradel por un ‘plan de lucha’. El documento de política gremial de la Multicolor tiene unas largas 26 páginas y, como se dijo, se publicó horas antes de las asambleas. Evidentemente no fue leído ni objeto de discusión alguna, incluso de parte de sus suscriptores. No obstante, no se exime allí de hablar, por ejemplo, de la existencia de un “guerrerismo en el marco de una competencia entre potencias imperialistas” y se llama a rechazar “la injerencia imperialista y del FMI en Argentina y América Latina” para lo que es en verdad es un escenario de guerra mundial imperialista y un protectorado financiero que engrana profundamente a la Argentina en ese escenario. Solo por esto no podríamos suscribir tal documento político que presenta un encuadre alejado de la realidad que debemos enfrentar los trabajadores.

La ‘clausula’ supone entonces votar por planteos programáticos que no se conocen o, fundamentalmente, con los cuales no se acuerda. Es un tabicamiento burocrático para resolver sobre una acción práctica concreta, como es una junta electoral. Nuestra corriente, en su larga trayectoria (cuando fundó e integró Tribuna Docente y ahora con la Tendencia Docente Clasista), ha sostenido el método de la ‘claridad en la unidad’ entre las corrientes obreras y de izquierda, en donde las divergencias políticas aseguran una acción practica porque se clarifican las perspectivas con las cuales cada protagonista interviene en ese proceso.

En cambio, los promotores de estas imposiciones hacen el mayor de los esfuerzos para esconder sus divergencias, incluso estando todos de acuerdo en una ‘sola’ política gremial. Se hace algo peor, que es suscribir y votar un documento que luego no es defendido por nadie, porque cada corriente interviene y habla con sus propios planteos, incurriendo en contradicciones flagrantes. Por caso, durante las asambleas y el congreso ordinario del SUTEBA, los voceros del Partido Obrero se manifestaban por la ‘huelga general’, inexistente en el texto de la Multicolor. En el mismo sentido, otros defendieron la postura de ‘luchar todos juntos’ (MST, Encuentro Colectivo/Gandolfo), es decir con Baradel, o incluso algunos fueron más allá, porque propusieron constituir con él un ‘partido de los trabajadores’ en el caso del PTS.

Los ‘unitarios’ de documentos ‘programáticos’ no renuncian a fuertes y largas pendencias cuando se trata de disputar lugares en listas, valiéndose de ataques meramente faccionales y circunstanciales, como sucedió efectivamente en esta ocasión para la presentación de listas de juntas electorales. Todo esto luego de protagonizar una guerra civil en el SUTNA y de una reciente división en el sindicato docente capitalino de ADEMYS en donde los que exigen ‘fidelidad’ votaron juntos una política gremial para luego presentar listas divididas hacia las próximas elecciones. Estamos ante un evidente cuadro de ‘oportunismo de aparato’ en donde los programas sindicales y políticos carecen de importancia. En el caso del aparato del PO, se trata de una gangrena que llevó a la expulsión de todo un partido y que ha derivado en el seno de los sindicatos a un trabajo liquidacionista.

Lo más importante de todo es que, documento de ‘política gremial’ común mediante, las seccionales de la Multicolor ya actúan en la práctica divididos, como se ha visto desde hace años. A los pocos días de votada esta política gremial, la seccional de Tigre promovió un paro provincial docente junto con ATE mientras que en Bahía Blanca se rechazó esta perspectiva, y no es la primera ocasión. La ‘política gremial’ de la Multicolor es, a todas luces, papel mojado.

Existe un antecedente de este comportamiento burocrático, cuando se nos excluyó de las juntas electorales en las elecciones pasadas en La Matanza (en la cual la Multicolor incluyó al PCR, enrolado con la Celeste y el peronismo) y Bahía Blanca. Fuimos parte finalmente de la lista provincial Multicolor y de las seccionales, a excepción de Bahía Blanca, en donde decidimos presentarnos con lista propia. En esa presentación, ya fue inexistente una discusión programática, reemplazada por una tediosa discusión sobre los lugares en las listas, con el FITU como protagonista. Esta nueva maniobra apunta de nuevo a buscar una exclusión de nuestra corriente en una eventual lista común o alternativamente a una marginalización, sobre premisas burocráticas. Nuestra corriente, como lo hemos señalado, presentó su política gremial en las asambleas de las que fue parte. Al momento de votar las juntas electorales, votamos las presentadas por la Multicolor.

Revista EDM