50 años de la Unión de Juventudes por el Socialismo

Escribe Fede Fernández

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Los días 9 y 10 de diciembre de 1972 se realizó en la Facultad de Arquitectura de la UBA el Congreso fundacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS). Mil jóvenes discutieron durante dos días la constitución de una organización común de la juventud que unificaría a la TERS (Tendencia Estudiantil Revolucionaria y Socialista), la agrupación de universitarios y secundarios y los Círculos Barriales de la Juventud (una serie de agrupamientos de jóvenes en los barrios que intervenían en conflictos obreros, impulsados por la organización Política Obrera).

El Congreso fue la culminación de una extensa actividad de lucha contra las sucesivas dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse (1966-1972) y especialmente de discusión y organización política revolucionaria. “El objetivo fundamental es realizar la fusión de la juventud con la clase obrera en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, por el gobierno obrero y popular y el socialismo” (Política Obrera 10/12/72). El primer Congreso de la UJS estuvo al borde del fracaso organizativo, por haberse cancelado a último momento la sede donde debería haberse desarrollado; de todas formas, la convocatoria se trasladó a Ciudad Universitaria, donde el Congreso explotó de concurrencia. Este hecho constató la efervescencia del movimiento obrero y estudiantil. El Congreso se caracterizó por la presentación de posiciones escritas y por el nivel de convocatoria. El cierre del encuentro estuvo a cargo, en representación de la dirección de Política Obrera, de Jorge Altamira.

Clima de época

Las presidencia honoraria y los saludos hacia ese Congreso de la UJS dan cuenta por sí mismas del contexto político. Hubo mensajes a los mártires de la juventud del POR (Partido Obrero Revolucionario), que se encontraban en medio de una huelga general junto a la clase obrera y el campesinado ya cumplido un año del golpe de Hugo Banzer contra la revolución boliviana; a los trabajadores y comunistas de Checoslovaquia, Polonia y Hungría que se levantaban en grandes combates contra el capitalismo y la burocracia stalinista; a la Unión Nacional de Estudiantes de Francia, pocos años después de la insurrección general conocida como Mayo Francés. El Congreso se pronunció por la Internacional Revolucionaria de la Juventud frente a este alza de luchas mundiales y repudió, con especial énfasis, lo ocurrido en Europa del Este (donde, en nombre del “comunismo”, la burocracia de la Unión Soviética ahogaba en sangre estos levantamientos).

Argentina en 1972 era más que parte de este “clima” de radicalización. Los años anteriores se desarrollaron las mayores luchas de la juventud, desde “laica o libre”, una enorme lucha a fines de los 50 contra la injerencia de las Universidades privadas; a fines de los 60 se produjo el Cordobazo y toda una serie de levantamientos populares, con especial participación juvenil –en el 72 fue el turno del “Mendozazo-, que fueron demoliendo a la dictadura autotitulada como Revolución Argentina. Las organizaciones peronistas y el Partido Comunista se encontraban al frente de una tentativa de regimentación de estos movimientos. La Unión de Juventudes por el Socialismo se delimitó y denunció en su primer Congreso toda esta política y trazó una intervención socialista.

En noviembre de 1972, pocas semanas antes, se produjo el primero de los retornos de Juan Domingo Perón y en el 73, el definitivo. El regreso de Perón se enmarcaba en el cambio de estrategia de la burguesía tras la apabullada dictadura por el ascenso obrero. El Congreso la caracterizó como una “política de unión nacional” entre los partidos de la burguesía, lo que quedaba de la dictadura militar y una parte de la izquierda. “La peculiaridad fundamental es el acuerdo con Perón. La base de ese acuerdo fue la tregua social y política entre el peronismo y la dictadura, se toleró el plan económico de agresión a los trabajadores y los desbordes fascistizantes como la masacre de Trelew. El stalinismo (PC) se ha colocado como furgón de cola de esta unión nacional entre Perón, Lanusse y Balbin (UCR)” (ídem).

Frente único

La radicalización obrera y juvenil creaba, de todas formas, una gran contradicción entre el ascenso militante de la juventud, sus aspiraciones políticas y la orientación del “pacto social” de las direcciones políticas burguesas. El Congreso propuso la táctica del “frente único” contra el colaboracionismo de Perón, los “gorilas” y la dictadura. “[El Congreso] se pronuncia por un Frente Único Antiimperialista de la juventud”, “por el frente de organizaciones anti colaboracionistas contra los candidatos gorilas y de la tregua social, contra la unión nacional entre gorilas y peronistas”. “La UJS convoca a la juventud comunista, a la juventud socialista, a la juventud comunista revolucionaria, a la juventud del peronismo combativo a la acción común por un frente clasista basado en la independencia política del movimiento obrero”.

En el discurso de cierre, Altamira desarrolló los planos de esta orientación reivindicativa, política y electoral frente a la apertura “democrática”: “El Frente Único Anti imperialista como aspecto indivisible de la revolución proletaria en la época moderna (…) porque nuestro país ocupa una posición de semi-colonia. El objetivo es arrancar la influencia del nacionalismo burgués a las masas obreras que lo siguen. (…) En manos del nacionalismo burgués, la lucha anti imperialista va al fracaso; será una nueva vuelta a la dominación imperialista. Los hilos del capital financiero son infinitos; por eso es que las nacionalizaciones aisladas que proponen van a una frustración. El único camino es el de la revolución proletaria. Ese frente debe tener su canal para una batalla electoral” (Discurso de cierre del Congreso).

La táctica del Frente Único tiene el objetivo de marcar las fronteras entre las clases en oposición al “gran acuerdo nacional” con la burguesía y convocar a la juventud a romper con las direcciones proburguesas. Ese “acuerdo nacional” se consumaría, meses después, con el retorno de Perón en medio de una masacre (Ezeiza), la creación de las tres A y el allanamiento al camino del golpe de Videla frente al posterior fracaso del tercer gobierno peronista por contener a la clase obrera.

La organización juvenil

El Congreso fundacional de la UJS buscó definir en qué consiste para los socialistas la organización de la juventud. “La lucha de la juventud no tiene una perspectiva propia independiente, su perspectiva es la de la clase social que debe dirigir la lucha. (...) Los objetivos políticos de la juventud son dependientes de la captura del poder político del proletariado (...) Construir la UJS para agrupar a las más amplias masas juveniles en un polo independiente de todos los frentes y partidos burgueses, en la unión con el proletariado para la liberación nacional, el gobierno obrero y el socialismo” (Política Obrera 20/11/72).

La “independencia organizativa” de la juventud abrevaba en la tradición de los grandes partidos socialistas de principios del Siglo XX y de la Internacional Comunista producida tras la victoria de la Revolución de Octubre. La misma consistía en alentar la organización propia de la juventud, su democracia interna y su paso al frente para la tarea que le cabe al conjunto de la clase obrera. La UJS, muy tempranamente, rechazó todas las teorías de hacer de la juventud un problema generacional, disolviendo con esto la concepción de clases y programas. “No pretendemos construir una organización apolítica de la juventud ni hacer sindicalismo juvenil. Construimos una juventud clasista fundada en los principios de la lucha de clases contra el capitalismo, fundada en el programa de la liquidación de la explotación del hombre por el hombre mediante el poder obrero y el socialismo”. “Solo con la liquidación del imperialismo y el capitalismo la juventud y las masas pueden conquistar sus reivindicaciones, nuestro programa lejos de ser un pliego de reclamos al gobierno o a la burocracia sindical, es un pedestal para organizar el combate por el gobierno obrero y el socialismo” (Manifiesto del Congreso).

La apuesta de construir a la UJS como una organización de masas de la juventud fue enmarcada desde el primer Congreso en un vínculo estrecho con la construcción del partido revolucionario. “Todo este trabajo tiene un solo objetivo la construcción del partido revolucionario, de la internacional, superar la crisis de dirección” (discurso J. A.). La intervención revolucionaria de la juventud no puede existir referida a problemas o términos puramente “juveniles”. Toda irrupción política tiene características definidas: el Partido Bolchevique construyó su “juventud” recién con posterioridad a la toma del poder, que significó un aluvión masivo de militantes. En la Argentina del 72 la propia Juventud Peronista no era, propiamente dicha, la juventud del peronismo, sino una corriente política propia que en su desenvolvimiento chocó y terminó capitulando en ese enfrentamiento con el propio Perón, como producto de sus insuperables límites políticos. La revolución cubana agrupó a un conjunto de jóvenes revolucionarios que se organizaron por la derrota política y militar de la dictadura de Batista. El Congreso fundacional de la UJS buscó realizar ese vínculo entre las nuevas generaciones y el programa histórico del socialismo, en medio de la situación política concreta planteada en 1972.

Aparatismo y desbarranque

La Unión de Juventudes por el Socialismo atravesó, luego del combate contra la dictadura de Videla, cuarenta años de democratismo burgués en Argentina. Su organización y desarrollo estuvo enteramente vinculado con el desarrollo político del Partido Obrero, el nuevo nombre con que se conoció a Política Obrera. La lucha y las posiciones políticas durante los gobiernos de Alfonsín primero y Menem después colocaron al Partido Obrero en un incremento de su autoridad política. Con posterioridad a ese periodo, la UJS conquistó posiciones “de masas”, con victorias en muchísimos Centros de Estudiantes y la propia Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). .

La táctica del Frente Único fue desnaturalizada; ni siquiera se la invocó para justificar alianzas permanentes con La Mella. Fue una estrategia permanente que horadaría la delimitación política y convertiría a la UJS en un aparato al servicio de la captura de posiciones en los Centros y en la Fuba. En lo fundamental, la UJS se fue convirtiendo paulatinamente en un aparato absorbido por “tareas cotidianas” de administración y manutención de Centros de Estudiantes y la propia FUBA. . La intrascendencia cada vez más pronunciada de la Federación y su posterior pérdida en manos de las agrupaciones reformistas (UCR) ocurriría en un marcado retroceso militante de la organización.

Las crisis en el Partido Obrero en 2019 y las expulsiones masivas, entre ellas a los fundadores de la Unión de Juventudes por el Socialismo, dieron rienda suelta a un desbarranque completo que sustituyó cualquier esbozo de estrategia política por una disolución total en cuanto movimiento apalancado por la burguesía exista: electoralismo, feminismo, ecologismo, etcétera. En la actualidad, la izquierda del FIT-U tiene su “organización juvenil” que no representa nada por fuera de su propio partido, pero que se utiliza como mascarón de proa de este abandono de la estrategia socialista. Estas organizaciones en la Universidad se transformaron en tributarias del peronismo, unas, y del radical/macrismo, otras, como lo prueban las intervenciones en los últimos congresos de la FUBA y la FUA del FIT-U.

Para la juventud, una política obrera y socialista

50 años después del Congreso fundacional de la UJS el mundo y Argentina asisten a un nuevo ascenso obrero, esta vez en un marco infinitamente más crítico que en el pasado. El capitalismo ha envuelto a la sociedad en una guerra mundial y en una crisis planetaria, ambiental y sanitaria. La juventud forma parte de las “primeras líneas” de la respuesta de las rebeliones populares y las revoluciones en la actualidad. Así sucede en el mundo árabe, pero también en América Latina, Estados Unidos y Europa. Argentina transcurrirá el cuadragésimo aniversario de la democracia burguesa en medio de una quiebra económica y un derrumbe de las instituciones políticas y sus partidos principales. La organización revolucionaria de la juventud y la construcción del Partido Revolucionario se encuentran a la orden del día. Política Obrera se propone seguir desarrollando en la juventud ese hilo histórico, teórico y político del socialismo y las nuevas generaciones.

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