Escribe Jorge Altamira
Ante una ‘explosión’ y una rebelión popular, bancan a Massa y Larreta.
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Los principales diarios han revelado, por goteo, una serie de negociaciones, que han sido ocultadas al público por los medios de comunicación masivos.
“Los banqueos (la Asociación de Bancos, ADEBA), “pidieron a Patricia Bullrich garantías de que no defaulteará la deuda en pesos”, relata La Nación (18.2). Es así como entendieron el documento del PRO de que la administración kirchnerista deja “una bomba” que le explotará el próximo gobierno. El tándem Macri-Bullrich ha repetido numerosas veces su propósito de implementar una política llamada de “shock” para cambiar de arriba-abajo, ha dicho, el régimen económico de Argentina. En efecto, una mega devaluación que ‘sincere’ los ‘precios relativos’ y permita establecer un mercado libre de cambios, implicaría el default inmediato de la deuda del Tesoro en pesos, que tiene la garantía del ajuste de su valor al del dólar. Esa deuda, equivalente a 100 mil millones de dólares se encuentra, en un 40%, en manos de los bancos y fondos comunes – el otro 60% en manos de organismos públicos, entre ellos ANSES, Banco Central y Nación. Contabilizada a los 200 pesos que cotiza en el mercado oficial, se iría al doble, en pesos, en el caso de una devaluación.
Se trata de un dato político significativo. En lugar de armar una corrida contra el peso, la declaración ‘explosiva’ del PRO, provocó una reacción contraria al planteo de ‘shock’ del PRO. Para los banqueros nacionales la amenaza de default habría cambiado de responsable: no sería el kirchnerismo sino el macrismo. La declaración ‘explosiva’ se convirtió en un bumerán. ADEBA, siempre de acuerdo a La Nación, le reclamó a Bullrich el apoyo a una negociación que lleva adelante con Massa, que tendría como resultado asegurar la renovación de los vencimientos de deuda del segundo semestre de 2023, para llegar a las elecciones ‘sin sobresaltos’. Le informaron a la presidenta del PRO que Massa se comprometería a que el Banco Central compre los títulos de la deuda en pesos cada vez que lo requieran los tenedores, y también a que esos títulos puedan ser aplicados al pago de impuestos. Clarín precisó, el viernes 20, que el impuesto al cheque sería reservado en un fondo como garantía para los acreedores en pesos con bonos que se ajustan al dólar o a la inflación. Bullrich no solamente no dio la garantía que le pedían los banqueros: “Los bancos -les retrucó- no tienen que dar billetera libre al estado”, en lo que es un llamado indisimulado a orquestar un ‘golpe de mercado’. Bullrich también condicionó la promesa contra un default a un indeterminado ajuste fiscal que debería hacer de aquí en más el gobierno, como si ignorara el que ya ha hecho hasta ahora. De acuerdo a la Auditoría General de la Nación, los gastos fiscales cayeron un 16% por encima de la inflación. “En la City -asegura Clarín (20.2)- no son tanto los montos de los vencimientos o qué puede ofrecer el Tesoro”, coincidiendo con la visión que expone el ministerio de Economía, “sino que en el segundo semestre “se va a poner en duda la estrategia de la próxima gestión”. El diario de la ‘opo’ pone entre paréntesis la victoria que se prevé de JxC: en lugar de un bálsamo para los mercados, la perspectiva de esa victoria adelantaría la “explosión” de la “bomba”. El default de la deuda en pesos del Tesoro sería un enorme regalo a los fondos internacionales que acaparan la deuda en dólares que ya fue reestructurada – que no entrarían en un default.
La disputa acerca del default, se había discutido horas antes en un escenario diferente – la embajada de Estados Unidos (Clarín, 17.2). Los invitados abarcaron a la totalidad de las grandes centrales patronales – “el G6”. Allí, “uno de los asistentes” desestimó que fuera a explotar alguna ‘bomba’, porque “Argentina está bajo el programa del FMI”. “Pero otro de los asistentes pareció disentir”, informa el diario. “No hay tiempo”, aseguró. El embajador Stanley, sin embargo, no se dejó amilanar por estas dudas: “el embajador se mostró muy entusiasmado con el potencial de la Argentina en litio, agroindustria, petróleo y gas”, luego de advertir acerca de “la tensa relación con China” – de parte de Estados Unidos, claro. En este punto, los empresarios ofrecieron un frente común – “respondieron que China es el segundo cliente comercial detrás de Brasil”. ¿A quién si no, le van a vender el litio y la producción agraria, y eventualmente el petróleo y el gas? Muchos estados europeos que podrían comprar gas y petróleo en América del Sur, verían facilitadas las condiciones para transar con China productos industriales, obviando las restricciones que pone Estados Unidos.
La reunión en la embajada es otra manifestación del apoyo de la gran patronal a Massa y a los candidatos de JxC que se distancian de Macri y Bullrich. El temor a la ‘explosión’ es, primariamente, el pánico a una rebelión popular. El régimen político camina por una cornisa y sus mandantes se interrogan acerca de quién es el mejor malabarista. La decepción con Massa es, de todos modos, manifiesta: la recompra de títulos en dólares que emprendió el ministro, ha terminado con una desvalorización de 20% y una suba de la prima de riesgo por encima de 2.000 puntos. Le ha hecho perder al Tesoro otra montaña de plata, como había ocurrido antes con el dólar-soja, que perjudicó al Banco Central. Estas operaciones perjudiciales merecen más investigación judicial que la del “dólar futuro” que ha llevado a CFK, a Kicillof y a Vanoli a Comodoro Py. Naufraga así la intención de obtener un préstamo internacional para que el Tesoro compre con dólares bonos en pesos - y disminuya la posibilidad de un default en estos últimos. La meta del 4% de inflación para marzo ha quedado ‘postergada’ para noviembre.
La campaña electoral se desarrollará en varios escenarios. Al lado de la pelea entre candidatos, frentes y partidos, discurrirá una dura pelea por el destino de la deuda pública, el default y la híper, y con todas ellas una ola de luchas de los trabajadores, acicateada por la inflación y el callejón sin salida del régimen político.
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