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A partir del mes de mayo, el piso salarial para ingresar en el pago del impuesto a las Ganancias se sube a $ 506.230. Si se calcula que había subido en enero a $ 404.062, la suba es de un 25%. Por su parte los que ganan entre $ 506.230 y $ 583.851 brutos "computarán una deducción especial incrementada", pagando también menos de Ganancias.
Con la actualización de los salarios por las cláusulas de revisión y por las primeras paritarias cerradas, el porcentaje de trabajadores que pagan el impuesto a las Ganancias no para de crecer mes a mes. La suba del piso, inferior a la inflación, simplemente posterga unos pocos meses el problema.
Una gota de agua en el mar
El origen de la suba del piso, así como de las exenciones anunciadas, tiene que ver con la traba que el impuesto a las Ganancias representa para cerrar las paritarias en los porcentajes establecidos en la pauta del gobierno: no porque los gremios no acepten los topes, sino porque el impuesto se come cualquier suba, aún las acordadas a la baja. De esta manera, una ola de gremios se anotaron en fila para negociar sumas compensatorias y exenciones particulares, como las conseguidas por Bancarios.
Por otro lado, el impuesto viene generando lo que los capitalistas llaman "distorsiones productivas": los trabajadores rechazan hacer horas extras por la confiscación de ganancias -en Toyota, por ejemplo- y empieza a debatirse, cómo en Siat Techint, si conviene aceptar regímenes de trabajo de extrema flexibilidad laboral por plus salariales que se lleva en buena parte el impuesto a las Ganancias.
El gobierno había hecho correr la versión de que dispondría una serie de exenciones impositivas a algunos ítems, especialmente vinculados a la flexibilidad laboral: premios de producción, turnos rotativos, horas extras, y fallo de caja -algo que ya había comenzado a hacerse con las exenciones de algunos ítems a Camioneros, a los docentes y a las guardias de trabajadores de la salud. Finalmente, el gobierno dio a conocer la reglamentación sobre estas exenciones y la suba del piso a $ 506.230.
Exenciones mínimas
Las exenciones del impuesto, como ya dijimos en estas páginas, se hacen solo sobre los ítems vinculados a una sobrecarga laboral. Aun así, no representan una modificación sustancial. Ocurre que el tope de las exenciones está fijado solamente en $ 63.232 anuales. Según Clarín, el Ministerio de "Economía está revisando el borrador del dictamen de la Secretaría de Ingresos Públicos sobre los bonos de productividad, viáticos y horas extras que se aplicaría a un grupo de trabajadores en relación de dependencia porque por los topes y otros requisitos resulta insignificante.".
Según Clarín "el ahorro impositivo máximo que tendría un trabajador asalariado que cobre un bono de productividad sería de hasta $ 63.232,65 anuales (y $ 5.269 mensuales) en caso de estar tributando en la escala máxima del 35%. El ahorro es menor si está alcanzado por el 27% o 31%. En este caso para un sueldo de bolsillo que supera el piso salarial representa una mejora de menos del 1%. " El mismo tope anual rige para los demás ítems, excepto el de las horas extras y los turnos rotativos, en los que no están claros los requisitos. Hasta ahora, el descuento del impuesto sobre las horas extras venía siendo muy limitado”.
Un dato no menor es que las exenciones al impuesto a las Ganancias, al tratarse de ítems especiales del recibo de sueldo, no regirán para los "fuera de convenio" ni para los monotributistas, entre los cuales se encuentran miles de trabajadores en relación de dependencia encubierta.
Una agitación y un planteo socialista
La cuestión del impuesto a las Ganancias tiene una particularidad: se trata de un impuesto general que afecta a los trabajadores de ingresos más altos. Solo esta condición obliga a enfrentarlo a través de un planteo de conjunto, algo a lo que la burocracia de la CGT rehúye por su defensa acérrima del “Plan Llegar” del FMI y del gobierno del Frente de Todos. La CGT vocifera que "el salario no es ganancia" mientras actúa como la guardia pretoriana del gobierno confiscador. Es necesaria una agitación socialista en favor del establecimiento de un "mínimo no imponible" equivalente al valor de 20 salarios mínimos para el impuesto a las ganancias o ingresos.
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