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En Misiones se ha desatado una sublevación de la policía provincial en medio de luchas de los trabajadores docentes y de la salud, que incluyen el corte de rutas nacionales. La misma tendencia se observa en los productores pequeños y medianos de yerba mate, como consecuencia de la desregulación del negocio impuesta en el DNU/70. La derogación del precio sostén a la yerba tiene el propósito de concentrar la producción en menos manos.
Los trabajadores y el personal policial, retirado y en actividad, reclaman un aumento del ciento por ciento de los salarios. Unos y otros, en conjunto, han enfrentado la represión de la Gendarmería ordenada por Patricia Bullrich. El Protocolo del gobierno liberticida ha sido largamente ignorado por la población rebelada. La firma de un acuerdo por parte de la burocracia docente de la Provincia -un aumento del 50 %- ha sido ignorada por las bases, que continúan la huelga y las manifestaciones. Los sucesos de Misiones no constituyen, sin embargo, un hecho aislado; es un espejo de toda la situación nacional. Las movilizaciones del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, del 24 de Marzo y de la Marcha Universitaria mostraron, por su masividad excepcional, una tendencia a la rebelión popular en todo el país. El día de ayer, 21 de mayo, tuvo lugar la primera ocupación de fábrica, Textil Com, en Catamarca, para rechazar despidos masivos y el vaciamiento de la planta. Es la primera ocupación de una empresa desde las ocupaciones de diciembre de 2001 y a lo largo de 2002. Los obreros de Textil Com han procedido a la ocupación con la consigna “Las Máquinas son Nuestras”, en una expresión de conciencia de clase de alcance histórico. Han sido los primeros en establecer una oposición de principios al gobierno de Milei y a todo el sistema social vigente. Para Milei, los trabajadores son un “capital humano”, que participaría de la producción a igual título que la clase capitalista; los despidos en la textil demuestran lo contrario. El movimiento estudiantil de la provincia ha anunciado que se movilizará en apoyo a la ocupación de la empresa.
El reclamo de los trabajadores estatales de Misiones contrasta con los acuerdos salariales a la baja que firman las burocracias sindicales de la CGT en el conjunto del país. Lo que ocurre en esa provincia tampoco es, en este aspecto, un hecho aislado. Las bases sindicales se movilizan por iniciativa propia, mientras la burocracia se alinea en el campo de la patronal y del Gobierno; son un agente, en los sindicatos, de uno y el otro.
De un modo diferente pero no menos profundo, se desarrolla una rebelión en las grandes plantas siderúrgicas y los pueblos en las que se encuentran. Los obreros de la UOM acaban de rechazar un plebiscito convocado por la burocracia, que pretendía, de esa manera, imponer una baja monstruosa del salario real propuesta por la patronal. En Villa Constitución, Santa Fe, histórico fortín de la clase obrera de todo el país, los cierres ‘temporales’ de Acindar están creando las condiciones y el clima de una rebelión popular; es lo que acaba de advertir su propio Intendente. Los trabajadores de todo el país buscan salir de un reflujo político de varios años, pero no lo hacen de forma gradual, sino explosiva. El plan confiscatorio del Gobierno, que los medios disimulan con el eufemismo de “licuadora”, está produciendo la erupción de un volcán largamente contenido.
Estas movilizaciones desde abajo van desarrollando una crisis, también explosiva, por arriba. El empañamiento de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en el Senado son la expresión de una crisis de conjunto, que no tiene salida, por supuesto, en el marco parlamentario. El Gobierno debutó, en diciembre pasado, con un verdadero Rodrigazo, o sea una megadevaluación y un megatarifazo. Desató una enorme crisis social en un país con un piso del 40 % en el nivel de pobreza. Desde entonces ha debido desistir de algunas medidas para evitar un estallido social y político. Ha aumentado la deuda pública a un promedio del equivalente a 10.000 millones de dólares por mes, y la deuda en dólares del banco Central en unos 20.000 millones. Es una carga insoportable para el Tesoro y el presupuesto del Estado, y constituye una presión explosiva para la fuga de capitales, el valor del peso y la inflación. Los voceros de las grandes patronales se encuentran trenzados en una polémica acerca de la necesidad imperiosa de una nueva devaluación. Otra devaluación, sin embargo, sostienen muchos, acabaría con el propio Gobierno.
En definitiva, las tendencias hacia una declaración de bancarrota económica, por un lado, y hacia la insurgencia social y política, operan a espaldas del Gobierno, del régimen político en su conjunto y de la burocracia de la CGT. La clase capitalista se mueve en el terreno de lo imprevisible. Esto es una expresión del impasse, cada vez más explosivo, en que se encuentra la sociedad capitalista a nivel internacional. El circo fascista que Milei protagoniza en cada viaje al extranjero tiene por base un régimen que ha perdido la brújula y se adentra en una guerra de carácter mundial.
Las manifestaciones populares masivas, desde principios de año hasta este “misionerazo”, marcan tendencia. La conciencia política se desarrolla y modifica en el marco de una situación de impasse por arriba y de la tendencia a ganar la calle, a la huelga, al corte de ruta y a la ocupación de fábricas. En estas condiciones, es necesario un programa.