Escribe Pablo Busch
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La renuncia de Pablo Moyano a la conducción tripartita de la CGT es el resultado del vaciamiento de la conducción que ejerce en el sindicato de Camioneros por parte de su padre Hugo Moyano. Debe entenderse como un recurso extremo para no quedar convertido en un títere sin cabeza de la dirigencia cegetista. Con esta renuncia procurará fundamentar el propósito de obtener una candidatura para las elecciones del año próximo en la provincia de Buenos Aires, donde puja Cristina Fernández, de un lado, y Kicillof, del otro. La renuncia no obedece a la intención de crear una nueva corriente sindical o romper con la CGT. En el campo del sindicalismo kirchnerista, la mayoría no está dispuesta a sacar los pies del plato, como sería el caso de Abel Furļán de la UOM, Serigo Palazzo de la Bancaria o Pignanelli del Smata. El acuerdo precario armado entre el sindicato de Pilotos, del kirchnerista Biró y el gobierno, con importantes perjuicios salariales para los trabajadores, dejó a Pablo Moyano colgado del pincel.
La renuncia de Pablo Moyano ha servido para poner de manifiesto el entramado de colaboración entre la CGT, no solamente con el Gobierno, sino con la misma LLA, porque fue impuesta por su principal operador, Santiago Caputo. La burocracia discute en estas horas con el gobierno un nuevo régimen de “riesgos del trabajo”, o sea, más leonino que el vigente. Del lado de la CGT, el negociador es el abogado Hugo Moyano (hijo). También está en danza un rescate a las obras sociales en quiebra. La renuncia de Pablo Moyano, pedida probablemente por Caputo-el-jóven, está vinculada al socorro financiero para Camioneros, a través de un aporte extraordinario por parte de los patronales. El ‘disidente’ Pablo Moyano se empeñó en enfrentar, junto a toda la burocracia y el peronismo de todos los colores, proyecto de ley presentado por la UCR, para limitar los mandatos sindicales y habilitar al ingreso de minorías a los Consejos Directivos. El columnista sindical de “La Nación” explica que “el Gobierno decidió no jugar a fondo esta semana para que obtenga dictamen el proyecto. (…) Si la iniciativa lograba dictamen en la comisión de Legislación Laboral que preside el diputado Martín Tetaz, ya existía un compromiso oficial de no incluirlo en el temario de un eventual llamado a sesiones extraordinarias.” (LN, 23.11) Pero esta parte del pacto con el gobierno no fue necesaria, porque el proyecto terminó bloqueado en la propia comisión donde fue tratado, por parte de los amigos de Pablo Moyano -los diputados kirchneristas- y, fundamentalmente, el FITU, que retiró su propio proyecto para que la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales no llegara al recinto de Diputados.
Los diarios que apoyan al Gobierno insisten en que habría una tríada de acuerdos entre los libertarios y los K, que se completaría con el nombramiento del juez Lijo en la Corte y el boicot a la ley de “ficha limpia”. Entendemos que esto forma parte del juego de provocaciones contra el kirchnerismo que caracteriza a Clarín y La Nación. Es altamente probable, sin embargo, que LLA quiera mantener en pie a CFK, en primer lugar, para producir una ruptura con Kicillof, y en segundo lugar para tener como contrincante electoral a una condenada en dos instancias judiciales por alta corrupción. En cuanto a Pablo Moyano, específicamente, hay que señalar que en diferentes ramas del trabajo camionero se lleva adelante una profunda reforma laboral, de común acuerdo con todos los clanes que conforman el sindicato, como quedó en evidencia con la crisis de la logística Dorinka.
Tal vez el punto más alto de ese entrelazamiento sea el acuerdo alcanzado por los sindicatos aeronáuticos, en la temporada alta del verano, que le deja la iniciativa al Gobierno para avanzar con el desguace de Aerolíneas Argentinas e Intercargo. El acuerdo aeronáuticos-gobierno terminó por vaciar definitivamente la Mesa de sindicatos Transporte, luego de la salida de la Unión Ferroviaria y de la UTA.
Pablo Moyano estaría impulsando con las CTAs, el SUTEBA de Baradel, los movimientos sociales y el FITU una movilización para diciembre. Los allegados a Pablo Moyano plantean retomar la saga “del paro (de la CGT) de enero”. Esta posibilidad suena más a versión que a realidad. Infobae ha confirmado que Moyano hijo intentaría colarse en las listas a diputados del pejota que preside Cristina, con quien “tiene una estrechísima relación desde hace años” (Infobae, 23.11). La mesa chica de Daer, en cambio, ha expresado su apoyo a Kicillof. La ruptura de Moyano Pablo se cuela en esta interna patronal. Aunque es cierto que Moyano coquetea con los sindicalistas del FITU, en ningún momento brindó un apoyo concreto al SUTNA contra la ofensiva de las patronales, el cual terminó anudando un acuerdo con Madanes, de FATE, que fue rechazado en dos asambleas sucesivas de fábrica.
En un plano más general, la fractura de la CGT pone de manifiesto el papel contrarrevolucionario de la burocracia en todos los niveles, en el marco de la ofensiva anti-obrera del gobierno liberticida.