El caso Huerga, una metáfora del FIT-U

Escribe El Be

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La incorporación de Samuel Huerga, concejal del departamento de Orán, al MST, metió una cuña en el FIT-U. Recordemos que Huerga entró al Concejo Deliberante en la lista de Política Obrera. A poco de asumir, llegó a un acuerdo con los partidos patronales para establecer una presidencia rotativa del consejo, que fue el primero en encabezar. Ante esto, Política Obrera llamó a Huerga a rectificar su posición mediante una detallada polémica interna. Luego de recibir el apoyo de un diputado de Grabois, se incorporó a las filas del MST. El MST avaló de este modo el método de pactar con los partidos patronales, como lo ha hecho a lo largo de su trayectoria y promete seguir haciéndolo. En lo que respecta a Huerga, su jugarreta personal lo llevó de Política Obrera, que combate la guerra de la OTAN, sobre bases internacionalistas, a un partido que ha apoyado todas las guerras de la OTAN desde el bombardeo de la ex Yugoslavia hasta el día de hoy.

El MST, que en Salta ganó la interna del FIT-U contra la lista del PO-PTS, despertó la ira de sus socios del frente al incorporar a Huerga. Por sobre todo, porque con un pie en Orán tiene la posibilidad de aumentar la distancia electoral con sus contrincantes en la próxima interna del FIT-U y, más todavía, si se suspenden las PASO. El PO oficial sacó a relucir todo el historial oportunista del MST, incluyendo alianzas con sectores patronales, sin explicar por qué, con semejante prontuario, decidieron formar un frente programático con este partido y, ahora, compartir la contramarcha del miércoles 17 para enfrentar a la CGT. El MST, en realidad, ofrece la caracterización correcta del FIT-U, que no es socialista sino democratizante, y que ahora el PO ha convertido en movimientista y frente-populista, a partir de su llamado a construir “un movimiento popular”. Esto no obstante, la crítica del PO oficial se transforma en un búmeran que lo dejó en ridículo, junto con el resto del FIT-U. Todo lo contrario de la conducta de Política Obrera, que defendió en este asunto la trayectoria histórica del Partido Obrero.

El que ahora salió con los tapones de punta contra el MST fue el PTS, a través de un artículo de Guillo Pistonesi. Al igual que el PO, sin el menor sentido del ridículo, Pistonesi recuerda que el MST hizo de furgón de cola de personajes como Luis Juez y Pino Solanas. En las elecciones próximas, el PTS votará, en Salta, a la lista que encabezará el MST.

Según el PTS, sin embargo, el PO ha hecho “casi una tradición de personas que ponían en las listas para ejercer cargos electivos que terminaron siendo cooptados por los partidos capitalistas, por acción u omisión”. La observación es, por lo menos, curiosa, si no infame, porque Samuel Huerga ha sido dirigente del PO de Salta durante tres décadas, más o menos el mismo tiempo del diputado chaqueño Aurelio Díaz, que había roto muy claramente con el Partido Comunista, donde se desarrolló como militante y dirigente obrero también un largo tiempo.

Ocurre que Pistonesi es incapaz de atar las dos puntas del ovillo de todo este proceso, porque pondría al desnudo el volantazo electorero del PTS. Porque lo ocurrido con Huerga y Díaz es lo mismo que ha ocurrido con todo el FIT-U, a saber, un violento volantazo democratizante; Huerga, con su jugada rotativa, y Díaz, con sus quórums a Capitanich para aprobar el Presupuesto y para privatizar tierras públicas, han hecho lo mismo que Bregman y Solano, cuando votaron, primero, el acuerdo Netanyahu-Trump acerca del antisemitismo y luego peregrinaron a la embajada de la Autoridad Palestina a pedir perdón, a sabiendas que ella es una colateral de EEUU e Israel, y que más tarde votaron a favor del negociado inmobiliario de Boedo. Huerga nunca ha llegado a eso. Solano y Bregman, al igual que Díaz, pero no que Huerga, actuaron en función de la línea de sus partidos. Política Obrera hizo una crítica firme de la posición de Huerga.

Encima de toda esta evolución proburguesa y del acompañamiento a la peor legislación burguesa, tenemos la posición del FIT-U en la guerra, que apoya a la OTAN bajo el pretexto de la independencia de Ucrania, y la lamentable posición pacifista del aparato del PO, que pide el “retiro” de la OTAN y de Rusia, como si esto tuviera algún sentido. Dejamos para lo último el ‘affaire’ Grabois, el vaticano aliado de Grobocopatel al que hacen mimos el PTS y el PO oficial. Pistonesi todavía no contestó sobre sus flirteos con Grabois. El PTS se cuidó durante dos años de no criticar los manoseos del aparato del PO con el 'Coqui', para respaldarlo en las expulsiones que dictó contra mil doscientos militante del partido. Lo hace ahora, no por razones de principios, sino por el hábito de escarbar en la porquería. El FIT-U no ha marchado a la embajada cubana a defender a las masas hambreadas por el ajuste financiero, para no incomodar a la feligresía progre.

En esta trayectoria, hay que sumar el proyecto de juicio político a Vidal por parte de la bancada del PO en la legislatura bonaerense, y las vacilaciones del aparato del PO respecto de votar la “inhabilidad moral” propuesta por Carrió contra De Vido. Lo mismo vale en materia de quórums, tanto el que facilitó el PTS en el Congreso Nacional para la reforma de las jubilaciones judiciales que reclama el FMI, o los realizados en las legislaturas provinciales, como en Chaco y en Córdoba, donde dieron visto bueno a un proyecto de reducción de sueldos legislativos, que serviría de quórum a un posterior ajuste en la administración pública. Todas estas componendas parlamentarias con las fuerzas patronales son reivindicadas por los partidos del FIT-U. Esta es la esencia del asunto y ésta es la tajante diferencia entre unos y otros.

El hilo conductor de todo este asunto es la adaptación de la izquierda democratizante al Estado capitalista, sea en los partidos o en los individuos. Es un aspecto no menor de la crisis de dirección de la clase obrera, en especial en el trotskismo, encargado de superarla. La crisis del Partido Obrero ha consistido precisamente en esto; Política Obrera ha representado en esta crisis el programa histórico del socialismo y el comunismo. El estallido de las contradicciones del capitalismo agonizante, bajo la forma de crisis climáticas, pandemias, bancarrotas financieras y guerras internacionales en el corazón del imperialismo, pone a esta adaptación en un terreno concreto. El centrismo orgánico de la izquierda (el morenismo es eso, si se añade el calificativo de “inescrupuloso”), en períodos menos traumáticos, es insostenible cuando los antagonismos históricos se convierten en una realidad cotidiana.

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