Escribe Silvia Allocati
Hospitales en “muerte por goteo”.
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El estado de descalabro del sistema de salud de la CABA resulta más que evidente. Un repaso de varias situaciones planteadas en diferentes hospitales así lo demuestra.
En el Hospital Santojanni, el cierre de su guardia es un hecho de una gravedad inusitada. No hay que olvidar que la guardia de un hospital es la puerta de ingreso de los pacientes.
Según argumenta la dirección del Hospital, esa medida respondería a obras de refrigeración del sector. Pero el cierre de una guardia dispara un achique hospitalario más general. Por eso, las guardias no se cierran, sino que se trasladan a otro espacio dentro de la misma institución. Resulta “llamativa” la falta de un plan de contingencia por parte del GCBA. La medida adoptada en el Santojanni despertó el repudio de varias organizaciones gremiales y un pedido de explicaciones de la filial de AMM (Asociación de Médicos Municipales).
Podríamos mencionar también la situación del Hospital Argerich con personal administrativo insuficiente para hacer frente a la demanda de los usuarios (entrega de turnos, gestión de recursos) perjudicando su atención. El Hospital Fernández no cuenta con consultorios específicos para el abordaje de la atención ambulatoria en Salud Mental.
A su turno, el Hospital Durand presenta un deterioro administrativo y carencia de una adecuada ventilación en muchos de los espacios de espera.
Según difundieran los trabajadores del Hospital Pirovano, la pasada lluvia del 27 inundó el hall de entrada, por falta de mantenimiento edilicio.
Mientras tanto, los trabajadores del Cesc 25 del Barrio Mujica decidieron cerrar el servicio, dado que las autoridades no dan respuesta a los problemas de inseguridad que sufren tantos trabajadores como usuarios.
Más allá de este “paneo” por los hospitales, el denominador común en todos ellos es el deterioro salarial galopante para todo el personal. En materia de salud, la prioridad del gobierno capitalista de Massa es favorecer al mercado de la salud privada. El capital invertido en salud quiere hospitales en derrumbe y salarios de los trabajadores públicos de la salud también en picada: ello permite que la “industria de la salud” no soporte la competencia del hospital público, ni en materia de prestaciones ni –mucho menos- en el nivel de los salarios.
La crisis del sistema de salud incide en la situación de la población en general, contribuyendo a la pauperización y a la miseria social general. En todos los centros de salud, crece la deliberación de trabajadores y pacientes.
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