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La crisis universitaria ha escalado enormemente como consecuencia de las disposiciones del Rectorado para “ahorrar” sobre un presupuesto que fue congelado por el gobierno. En todas las Facultades se apagaron las luces comunes, se cancelaron los ascensores, el gas y se anunció el fin de los programas de investigación.
Este “método de ahorro” expresa el fracaso adelantado de la gestión de Gelpi-Yacobitti. La luz no fue cortada por Milei ni Edenor, sino por los decanos en cada una de las Facultades. ¿Cuánto ahorro del presupuesto pueden significar estas medidas? ¿Por qué había que ‘ahorrar’, cuando se trata de quebrar un ajuste brutal? La “normalización” de cursar a oscuras en realidad anuncia una gestión universitaria dispuesta a entregar la Universidad a la privatización –como los clubes de fútbol. En el Hospital de Clínicas escasean los insumos y recursos, conforme a una privatización ya declarada de la Salud. Se redujeron las cirugías y funciona el 30 % de la capacidad del hospital.
En todas las Facultades se incrementan los procesos de lucha y organización. Los radicales, que además dirigen la FUBA y la FUA, se mantienen al margen de las asambleas y las medidas de lucha. Se les ha armado por lo tanto una respuesta por afuera, como sucedió en Psicología -donde una asamblea de miles de estudiantes cortó la calle desautorizando por completo al Decano y al Centro de Estudiantes. En Derecho y Económicas también se armaron autoconvocatorias de algunos cientos de estudiantes, en ambos casos definiendo una serie de acciones de cara a la movilización del 23. Algo similar sucedería en la FADU donde también “dirige” Nuevo Espacio. En los CBCs los funcionarios de la Franja buscan impedir que las agrupaciones puedan pasar por cursos y convocar a la movilización. En Filosofía y Letras los estudiantes volvieron a cortar la calle frente al ´apagón´ del Rectorado. En Sociales la conducción del centro ha propuesto una “vigilia” el lunes a la noche lo que puede ser replicado en más Facultades y transformarse en una toma parcial de las mismas durante la noche. Exactas también prepara sus asambleas y se propone un corte de la autopista Cantilo.
Este conjunto de iniciativas superan incluso las que existieron en la previa de las grandes movilizaciones de 2016 y 2018. Allí el ajuste del gobierno de Macri significaba algunos puntos del presupuesto, hoy se busca directamente la quiebra general de la Universidad pública y gratuita. Esa quiebra busca ser presentada como la razón para acelerar un proceso de privatización. En ese sentido los Rectores son cómplices porque promueven el recorte de las carreras, la titulación intermedia y la asociación con grandes capitales para financiar la Universidad. La arancelización de la cursada, al menos en un formato parcial, ya se discute abiertamente como salida a la crisis presupuestaria por parte de las autoridades. Se apuntará a los extranjeros, pero también a que los argentinos recibidos “devuelvan” el financiamiento de sus carreras.
La movilización del 23 será un capítulo importante en la lucha contra el gobierno privatizador de Milei. Estudiantes y docentes tienen que desarrollar sus iniciativas, los cortes y las tomas. Está planteada una huelga general educativa con ocupación de edificios.