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El Encuentro convocado por la “multisectorial” de partidos de izquierda, organizaciones sociales, sindicatos y asambleas populares reunió a unas 2.000 personas en Congreso, al aire libre, en un sábado gélido.
La mayor parte de la concurrencia fue aportada por activistas sindicales y por un contingente apreciable de estudiantes. A diferencia de otras actividades recientes, los compañeros y compañeras de las organizaciones sociales fueron minoría.
El acto de apertura consumió gran parte de la jornada, dejando un pequeño margen para el debate en las 14 comisiones que se formaron. El Encuentro contó con un documento de ´consenso´, redactado por los partidos del FITU y el Nuevo Mas, que circuló pocos días antes y fue repartido impreso en el curso del propio sábado. Política Obrera redactó un planteo de resolución política propio, que hicimos público y remitimos con antelación. Nuestra propuesta de resolución, impresa, fue difundida en el Encuentro.
Los discursos iniciales -más de 30 intervenciones- reflejaron diferentes posturas, matices y contradicciones. El “Pollo” Sobrero, de la Unión Ferroviaria de Haedo, denunció a Sergio Sasia, secretario general de la UF, por reunirse “día por medio” con el gobierno para negociar la privatización de los ferrocarriles y los despidos. Claudio Dellecarbonara, de la oposición del Subte, acusó a la CGT de haber dejado pasar “sin pena ni gloria” la aprobación de la Ley Bases en Diputados. Otro dirigente del PTS, Raúl Godoy, ex dirigente del Sindicato Ceramista de Neuquén, ratificó la línea de exigencia de a la CGT, “pero no quietos”, sino “formando coordinadoras obreras”. Para quienes siguen los planteos politicos del FITU, la demanda abstracta de un paro y un plan de lucha de la CGT, ha ido cambiando de forma, a medida que los acontecimientos han impugnado esa perspectiva. No ha cambiado, sin embargo, el planteo de que la burocracia sea la organizadora y dirigente de un “Plan de Lucha”
El Encuentro hizo llamados a la lucha en diferentes órdenes, en una evidencia de cómo se multiplican los conflictos parciales o locales. La única iniciativa efectivamente votada fue, sin embargo, una movilización al Congreso para el día en que se trate la Ley Bases en el Senado. Podría ocurrir, de todos modos, que el Gobierno retire los proyectos si no obtiene garantías de que el voto en general será seguido por la aprobación en particular de sus objetivos más caros.
Nuestros compañeros, en la apertura y en las comisiones, propusieron una movilización inmediata a la Casa de Misiones, en apoyo a la rebelión obrera y popular en esa provincia. La moción fue recibida favorablemente en las comisiones, como cabía esperar, pero no fue aprobada, probablemente porque el bloque vinculado al FITU se planteó, con insistencia, “que la CGT pare con Misiones”. Una parte de la CGT se prepara para concurrir al corporativo Consejo de Mayo, al que Milei convocó desde Córdoba. La otra fracción de la CGT, conocida como ‘combativa’, aunque no lo haya demostrado hasta el momento, concentra su “plan de lucha” en los pasillos del Senado. En contraste con estas abstracciones, el texto de “Política Obrera” señala que “Otorgarle a la CGT la potestad de liderar un plan de lucha conduce a los trabajadores a una derrota”; ponemos en el centro un plan de autoconvocatorias, la formación de coordinadoras y una campaña por la huelga general.
El “misionerazo” estuvo presente en varios discursos, pero nadie con la contundencia de una dirigente docente de Eldorado, quien dijo que la lucha era “aquí y ahora”. En Misiones, las masas denunciaron a la burocracia sindical oficial y han desarrollado sus propios métodos de lucha. Es así que han logrado la movilización de los yerbateros y cortes de ruta a lo largo de toda la provincia.
El divorcio entre la burocracia sindical y los trabajadores fue señalado por Sofía Cáceres Sforza, la dirigente del sindicato de docentes universitarios de Entre Ríos. El planteo que hizo la compañera, nace de la experiencia de los trabajadores. Propuso realizar un “encuentro de la docencia universitaria combativa” para “tomar la iniciativa”, ante el inmovilismo de “conducciones que se pintan de progresivas pero transan con el gobierno”.
Guillermo Pacagnini, de la corriente sindical del MST, propuso acompañar la exigencia a la CGT con un “congreso abierto del FITU”, para convertir a la izquierda en una “alternativa de poder”. Pero tal cosa es imposible sin dejar de tomar de referencia a la CGT y la burocracia. También es necesario un programa, que debe atacar el del nacionalismo burgués, en lugar de ser una variante de él. El MST ha tenido una evolución singular – de la ampliación del FITU hacia el centro izquierda a proponer el boicot al acto de la CGT del 1° de Mayo, mediante un acto propio en la Plaza de Mayo, hasta plantear, ahora, una alternativa de poder. Una alternativa de poder es incompatible con vaivenes políticos y el empirismo, o con un frente que exhibe permanentemente un cuadro faccional.
La prolongación de la “apertura” del Encuentro recortó sustancialmente el debate en las comisiones. El FITU se autoarrogó varios oradores por organización, que no podían sino repetir sus dogmas, aunque se filtraron en esos discursos la difusión de diferentes luchas. Fue un acto público, mucho más que una asamblea deliberativa. El aparato del PO, por su parte, intentó proscribir a “Política Obrera”; los demás convocantes rechazaron esa tentativa. Con nuestra propuesta de Resolución habíamos sido uno de los convocantes del Encuentro.
Política Obrera estuvo representada en la apertura por nuestra compañera Anahí Rodríguez, secretaria general de ADIUNT, el sindicato de docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán, quien enseguida propuso una movilización a la Casa de la Provincia de Misiones para el comienzo de semana.
Anahí denunció el intento de estrangular a la lucha universitaria “mediante un pacto político entre el Gobierno, los rectores y las burocracias sindicales, a costa de las trabajadoras y trabajadores de la Universidad”.
“Es el mismo acuerdo que, a escala nacional, tejen el gobierno, la oposición patronal y la burocracia contra los derechos laborales, los jubilados y desocupados. Los paros aislados de la CGT, compañeros, sólo pueden llevar a nuestra clase a la derrota”. En oposición a ese camino sin futuro, señaló, “tenemos el camino que muestra el pueblo de Misiones. Sus docentes y trabajadores de la salud superaron a la burocracia sindical”. Llamó a impulsar autoconvocatorias, asambleas y coordinación entre todos los sectores en lucha, para preparar una huelga general. “Solo con la huelga general podremos derrotar las políticas nefastas del gobierno nacional y los gobernadores cómplices”. Finalizó llamando a resolver campañas por los siderúrgicos, por el neumático, contra la Ley Bases, en apoyo a las ocupaciones de fábricas y por la huelga general”.
Los compañeros de Política Obrera participamos de la mayoría de las comisiones. En la “Comisión política”, defendimos el carácter de nuestra resolución, llamando a sacar todas las conclusiones del misionerazo o del debut de las ocupaciones de fábricas. Un representante del aparato del PO intentó respondernos, preguntándose: “huelga general, sí, el problema es qué sindicatos la van a convocar”. Desconoció así las huelgas docentes y de la Salud en Misiones, y toda la historia de la clase obrera en Argentina. Desde la huelga general indefinida de enero de 1959 en adelante, las huelgas generales emergieron como una iniciativa de las masas, en oposición a los aparatos sindicales establecidos.
En la Comisión de desocupados, se discutió el cuadro planteado por la persecución a las organizaciones. Nuestros compañeros ubicaron esa escalada represiva en el escenario general de la crisis política. Y plantearon la necesidad de una iniciativa general de movilización ligada al escandaloso acaparamiento de alimentos por parte del gobierno criminal. En la comisión por Palestina, planteamos la propuesta de un acto en un estadio cerrado, como eje de una campaña de agitación previa contra el genocidio en Gaza. En Educación, ligamos la experiencia de Misiones a la historia reciente de huelgas autoconvocadas, incluso y principalmente contra el gobierno kirchnerista de Buenos Aires. En la comisión de Salud, nuestras compañeras denunciaron el vaciamiento tanto en el ámbito público como privado y destacaron el peso de las autoconvocatorias en todo el país.
Vendimos el periódico entre todos los participantes, mostrando la vigencia que tiene la propaganda y la agitación. Repartimos nuestro volante sobre la lucha contra los despidos y trabamos relación con diferentes activistas de todo el país. Defendimos una estrategia política y un programa.
La izquierda ingresa en la actual transición política explosiva, muy abajo. En cuestiones fundamentales, como la guerra, reivindica la autonomía nacional de Ucrania, desconociendo el carácter mundial del conflicto de la OTAN con Rusia y China. En el caso de Palestina no defiende la guerra nacional que encabeza Hamás. Esta aparente contradicción, sigue la línea política de la OTAN. Desde Política Obrera somos muy conscientes del trabajo de reconstrucción de la izquierda revolucionaria que hay por delante, luego de las expulsiones stalinianas del aparato del PO. Ha quedado en claro el contenido de esas expulsiones. La transición política actual tiene lugar, por sobre todo, en un cuadro de derrumbe económico y de un extraordinario agotamiento de los aparatos políticos y sindicales establecidos. La política que expresamos en el Encuentro la vamos a llevar a las fábricas, a los sindicatos, a los barrios, a las universidades y a todo el movimiento estudiantil.