Escribe Pablo Busch
Necesitamos una asamblea general para que los trabajadores decidan.
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El Sindicato de la Alimentación (STIA) inició hoy una medida de fuerza de paros de dos horas por turno en reclamo de aumento salarial. La discusión de la paritaria 2024 del convenio principal se encuentra estancada, lo que llevó a un plenario de secretarios generales de la Federación a convocar al paro, con el objetivo declarado de que se declare la conciliación obligatoria.
El esquema que hasta aquí se viene llevando a cabo en las paritarias del STIA es de acuerdos bimestrales, que se firman al finalizar el bimestre. Las patronales ahorran un dineral porque pagan los aumentos, en forma retroactiva, a dos meses vencidos. Los básicos de la Alimentación, aun habiéndole ganado a la inflación del periodo 2023-2024, se mantienen firmemente por debajo de la canasta de pobreza. El grueso de las empresas grandes de la alimentación paga por encima de los básicos de STIA, a través de cláusulas de flexibilidad laboral que consisten en premios de presentismo, de producción y adicionales por turnos rotativos o por trabajo los fines de semana. Recientemente la Comisión Interna de Mondelez Pacheco -un frente entre lo que queda del PCR y el PJ- viene de acordar un premio anual de productividad.
La paritaria de la Alimentación se da en el escenario de suspensiones y despidos que golpea al conjunto de la clase obrera, y que tienen sus primeras expresiones en las industrias alimenticias. En la planta de Bimbo Córdoba, la empresa suspendió a la mitad del personal, algo que se prevé se producirá también en las demás plantas de Bimbo. En la industria pesquera de Chubut y Santa Cruz, las suspensiones son masivas. Aunque todavía no estamos ante un escenario generalizado como el de la construcción, la UOM o las automotrices, la perspectiva es similar. Las patronales se valen de este escenario para empujar hacia abajo las paritarias. Pero el desplome del consumo de alimentos, la recesión e incluso la depresión de la economía son resultado del golpe de Estado económico perpetrado por el Gobierno de Milei contra los trabajadores, apoyado en toda la línea por las patronales alimenticias, a su vez, protagonistas centrales de los aumentos de precios. El grupo Molinos de los Pérez Companc y el grupo Arcor de la familia Pagani incluso son redactores principales de la reforma laboral incluida en las leyes que impulsa el gobierno. La burguesía intenta descargar sobre las espaldas de los trabajadores una crisis que han creado los empresarios.
El otro argumento que deslizan las empresas es que, de punta a punta, las paritarias 2023-2024 le ganaron por unos puntos a la inflación, por lo que de esta paritaria deberían descontarse esos puntos. Esgrimen las publicaciones del STIA con las que la burocracia que intenta venderle a los trabajadores que ha defendido el poder adquisitivo del salario. Pero ocultan que todos los meses sin falta las patronales pagaron los salarios sin los aumentos, sino retroactivos a la baja, en medio de la escalada inflacionaria. La compensación final en la paritaria de enero-febrero habrá llevado la interanual a ganarle a la inflación, pero no quita que mensualmente el poder adquisitivo de los trabajadores perdió como en la guerra en la carrera de precios. Sin ir más lejos, estamos terminando el mes de mayo y el aumento correspondiente se cobrará, con suerte, en junio. Los pagos diferidos representan un enorme ahorro para los capitalistas y una pérdida que no tiene compensación alguna para los trabajadores. El argumento patronal es miserable, porque buscan llevar el salario todavía más abajo de la canasta de pobreza.
¿El paro de dos horas por turno tiene la intención de forzar una conciliación obligatoria que encuadre las paritarias? Es puro derrotismo –la Secretaría de Trabajo la maneja un funcionario de Techint– monopolio que no ha arreglado nada con la UOM y sigue una línea de despidos. El monto del reclamo salarial del STIA es desconocido por los trabajadores, incluso por la mayoría de los directivos del sindicato. Enfrentar a las suspensiones con un programa de reparto de las horas de trabajo tampoco es parte de la discusión, sino que se circunscribe a la discusión fábrica por fábrica. Con este cuadro, la adhesión de los trabajadores al paro será una expresión de todas estas contradicciones. En las asambleas de Unilever, la Comisión Interna llamó a adherir, pero abrió las puertas a carnerear las futuras medidas si los paros se incrementan. En el grupo Arcor, otros paros les costaron a los trabajadores el descuento de las horas, los premios mensuales, los trimestrales y la posibilidad de hacer horas extras. Es muy factible que la adhesión a la huelga de dos horas en esas plantas sea muy limitada o directamente nula.
La paritaria de la alimentación, como todos los conflictos obreros de la etapa, presenta el desafío a los trabajadores de buscar nuevos métodos de lucha y organización. Reclamemos una asamblea general, para que se pronuncien los propios trabajadores.
Los desafíos que presenta la paritaria de la Alimentación Cómo intervenimos. Por Pablo Busch, 16/04/2024.