La renuncia de Cosentino y el agravamiento de la crisis en Ciencia y Técnica

Escribe Agustina Martelli

Tiempo de lectura: 3 minutos

En el marco de la crisis de gabinete del gobierno Milei, Alejandro Cosentino renunció al cargo de secretario de Ciencia y Técnica (ex MinCyT). Su salida estaría motivada por sus vínculos con Nicolás Posse, recientemente eyectado de su cargo y reemplazado por Guillermo Francos. Sin embargo, se rumorea que no sería su último rol dentro del gobierno, ya que por su buena relación con Francos podría ser destinado a otra área. En los últimos días empezó a resonar el nombre de Darío Genua como reemplazante, quien por ahora se desempeña como jefe de Gabinete del Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom). Este cambio vendría acompañado de una la separación de las áreas de Innovación y Tecnología del área de Ciencia, lo que conllevaría a un grave perjuicio, especialmente para esta última.

La renuncia de Cosentino, proveniente del mundo de las finanzas y de las Fintech, se da en medio de un ataque brutal contra el sector de CyT llevado adelante por el gobierno liberticida, que seguramente continuará durante la nueva gestión. Primero se degradó el rango del Ministerio de Ciencia y Técnica a Secretaría, se procedió a recortar su presupuesto y vaciarlo de sus funciones. Hace tan solo unos meses se produjo la renuncia de gran parte del directorio de la Agencia de I+D+i (Investigación + Desarrollo + Innovación), encargada del financiamiento de muchos proyectos científicos, hoy en día prácticamente paralizada. Hace pocos días, se notificaron 1.000 despidos en el INTI y el cierre de 25 sedes en el interior. En el CONICET, al recorte presupuestario se suma el achicamiento de su planta de becarios, con el recorte de 600 becas doctorales y el inminente cese de 300 becarios postdoctorales. La asfixia presupuestaria, la falta de insumos y perspectivas a futuro, tienen en vilo al sector.

Se trata de un ataque que apunta a la eliminación del financiamiento público del desarrollo científico tecnológico en el país y a poner al servicio de los intereses privados sus recursos más valiosos: los científicos formados durante años por el Estado. En este esquema no hay lugar para las áreas como las Humanidades o las Ciencias Sociales, vinculadas fuertemente con el desarrollo del pensamiento reflexivo y crítico sobre la realidad, pero tampoco para las ciencias básicas, que no tienen una aplicación inmediata, ni el desarrollo de posturas independientes y críticas dentro del sector de las ciencias “duras”, que han sido protagónicas en la denuncia del daño ambiental, el cambio climático, el abuso de agroquímicos. El plan del gobierno ni siquiera contempla el financiamiento del INTI o del INTA, organismos destinados a la innovación tecnológica en la Industria y el Agro y que reportan una transferencia directa de recursos del Estado al sector privado. Organismos, líneas de investigación y grupos de investigación, que ha llevado años formar, están en jaque. La continuidad del gobierno liberticida es incompatible con el desarrollo científico tecnológico en el país.

Es fundamental la defensa del desarrollo científico, no en función de las necesidades del mercado, sino en torno a la resolución de los problemas del ser humano: salud, vivienda, desarrollo económico y social, desarrollo humanístico y artístico. Un gobierno de trabajadores le daría un lugar fundamental al desarrollo científico con esta orientación.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera