Universidad: con asambleas masivas, se extienden las tomas en todo el país

Escribe Nicolás Morel

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Durante la tarde de este lunes se extendió, en las universidades nacionales de todo el país, el reguero de tomas de Facultades y Rectorados iniciado a fines de la semana pasada, luego de que el Congreso ratificara el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario.

En la UBA, son siete las Facultades tomadas, incluyendo bastiones de la gestión radical del vicerrector Emiliano Yacobitti, como Medicina y Derecho, donde las asambleas agruparon a más de 500 compañeros cada una, y Filosofía y Letras, donde más de 800 estudiantes votaron tomar la Facultad. En Jujuy, la asamblea que resolvió las tomas de Humanidades y Sociales votó ocupar el rectorado de la universidad el día que sesione el Consejo Superior. En la UNQui se tomó por una semana la universidad. Una patota libertaria atacó a los estudiantes reunidos con gas pimienta y fueron rechazados como correspondía. En estos momentos se suceden más de 70 tomas a lo largo de todo el país. Varias Facultades que ya se encontraban tomadas desde el miércoles pasado refrendaron continuar ocupadas. Seis sedes de rectorados se encuentran tomadas. Junto con las tomas se han votado varias acciones callejeras en cada facultad, entre movilizaciones y cortes, que se concentrarían en los días miércoles y jueves de esta semana.

Las autoridades universitarias, por su parte, han mostrado su hostilidad a este proceso. Luego de que la semana pasada el rector peronista de la Universidad de La Matanza usara las fuerzas de seguridad del municipio para intentar desalojar esta toma, ahora las autoridades radicales de Medicina de la UBA intentan lo propio cortando el suministro eléctrico de la facultad. Las burocracias no docentes alineadas con la gestión han aportado a la desorganización de las tomas cerrando las Facultades durante el jueves pasado, y planeando lo propio para el jueves de esta semana, con la excusa del paro declarado por los sindicatos. Luego de una reunión de emergencia del CIN, todos los decanos de las Facultades en lucha convocaron a reuniones paralelas para la misma hora que estaban convocadas las asambleas, apostando a la división y vaciamiento de estas últimas, aunque sin éxito.

Las agrupaciones del kirchnerismo, tributarias de un sector considerable de decanos y rectores de las Facultades de la UBA y las Universidades del Conurbano, se han incorporado en varios casos a desarmar los procesos de tomas. Es el caso de FADU: La Cámpora, opuesta a la ocupación, expulsó de la conducción del centro de estudiantes a un sector que las alentaba. En la Universidad Nacional de las Artes, las agrupaciones kirchneristas avalaron la iniciativa de la rectora -del mismo signo político- de cerrar todas las facultades luego de la marcha del miércoles pasado, mientras estudiantes y docentes volvían a las mismas para reunirse en asamblea. En todos los casos han buscado apuntalar las maniobras de los decanos y sus reuniones paralelas. Su accionar apuntó a contener una tendencia huelguística dentro del estudiantado, en sintonía con el reciente planteo de Maximo Kirchner de “esperar” a las elecciones de 2025.

Por su parte, el FIT-U ha colocado la expectativa, durante todo este periodo, en que el Congreso podría intervenir en la crisis universitaria en un sentido favorable, como lo muestra su apoyo cerrado a la Ley de Financiamiento Universitario. Su exhortación a que los aparatos radicales y peronistas que dirigen las federaciones estudiantiles asuman la conducción de un “plan de lucha” no desconoce que estas son una correa de transmisión de las autoridades. Los aparatos del FIT-U mantienen la política de seguidismo a la burocracia en todas sus variantes.

Dos elementos se destacan en este proceso. Por un lado, la masividad de las asambleas que resolvieron las tomas, muchas de las cuales han reunido varios centenares de estudiantes y docentes. Por otro lado, el carácter autoconvocado de las mismas, que en la mayoría de las Facultades no han esperado a la iniciativa de las direcciones de los centros de estudiantes, ni mucho menos de las autoridades.

Comienza a gestarse en la universidad un movimiento contra el gobierno nacional y también, en buena medida, contra las propias autoridades universitarias, las cuales han sido responsables durante todo el año de llevar al movimiento universitario a un impasse parlamentario. Estas mismas autoridades ahora se aprestan a negociar con el gobierno, en el marco de la discusión del Presupuesto 2025 -pergeñado para ´llevar tranquilidad´ a los usureros de la deuda externa-, “alternativas de financiamiento” como la implementación de un impuesto al graduado (Martín Louteau dixit). La condición de estos es mantener su régimen de cajas chicas y negociados arancelados, manifestaciones de un proceso creciente de privatización de la Universidad.

Los y las activistas y luchadores tenemos el desafío de dotar a este movimiento de consignas claras contra el gobierno nacional. La retórica con la que las autoridades universitarias han intentado evitar a toda costa esto, apelando a la defensa de la universidad como factor de “ascenso social” y a “la unidad de todos los argentinos” en pos de la educación, pretenden disimular los acuerdos que los mismos partidos que gobiernan la Universidad han tejido con Milei en el Congreso y a través de la burocracia sindical y el CIN. Las tomas masivas son una expresión, sana y decidida, de un choque incipiente contra un gobierno enemigo de los trabajadores y la educación, de los jubilados y de cualquier aspiración popular.

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